Se trataba de Johnny Weissmüller, junto a sus padres, cerveceros de ascendencia húngara, se establecieron en EEUU cuando él tenía tres años. Desde temprana edad dio vestigio de ser un buen nadador.
Acudía junto a su familia a vacacionar a las playas del lago Míchigan, ese fue el punto de inflexión de una actividad que lo llevó a los doce años a ingresar en un equipo de natación de renombre.
Pero la vida de Weissmüller no era tan sencilla, de joven tuvo que compenetrar su pasión con el trabajo, que era el de botones en un Hotel de Chicago.
Debutó como amateur en 1921, ganando su primera competición en 50 yardas estilo libre.
Pese a haber nacido fuera de los Estados Unidos, el nadador consiguió competir en el equipo norteamericano, con quien da el salto a la fama. En el 1922 rompió el récord mundial de Duke Kahanamoku en los 100 metros estilo libre, siendo la primera vez que alguien baja del minuto.
En su primera participación Olímpica en Paris (1924) ganaría la medalla dorada en la misma distancia. Se sumaría también la de los 400 metros libres y en relevos 4x200. Fue miembro también del equipo nacional de waterpolo que ganó un bronce.
La próxima cita fue Ámsterdam (1928) allí sumaría dos medallas de oro.
En su vida consiguió cinco medallas de oro olímpicas, una de bronce, ganó 52 campeonatos nacionales de los Estados Unidos y estableció 67 récords mundiales.
Otro récord que posee el eterno Johnny Weissmüller es que nunca perdió una competición y se retiró de su carrera en la natación amateur invicto.
Pero este impecable atleta no sólo dejaría su huella en el deporte, el cine seria otra pasión que le dejaría sus lauros.
Inicio en la pantalla grande cuando aceptó el papel de Tarzán en la película Tarzán de los monos, dirigida por Woody Strong Van Dyke.
Fue tan grande el éxito que terminó interpretando a hasta doce veces a Tarzán, de modo que se convirtió en el más conocido de todos los actores que interpretaron el personaje.
Culminada su vida como actor, alejado también del deporte, vivió en Florida hasta finales de 1973, cuando decidió irse a Las Vegas, donde trabajó durante un tiempo de relaciones públicas de un hotel.
Tras una fractura de cadera, en el momento de hacerse los estudios le diagnosticaron un serio problema del corazón. Con su estado ya crítico, se estableció en México, donde incluso fue capaz de rodar su última película antes de morir, en 1984, por culpa de un edema pulmonar.
El “Tarzán olímpico” es sin dudas un emblema a la hora de recordar leyendas del deporte. Un atleta con todas las letras que dejo su impronta en todos los ámbitos en los que pasó. El recuerdo para el Tarzan al que todos conocimos. Al nadador brillante que batió todas las marcas. Al hombre que le ganó a su propio destino y figura en las páginas doradas de la historia. |