Ignacio Pichot, arquitecto y profesor UP, director del estudio Pichot Arquitectura
“Siempre estuve ligado a la UP, siempre me da la oportunidad de seguir creciendo”.
Ignacio es arquitecto UP y a su vez realizó un posgrado en Arquitectura Sustentable en la universidad. Además, es titular del estudio Pichot Arquitectura, dedicado a oficinas, viviendas y proyectos. Allí, realiza tareas de proyección, dirección y construcción de obras. “Con el tiempo, entendí cuál era mi rol en la obra: la organización de los equipos de trabajo, adelantarme a los problemas y concentrarme en la relación con los clientes”, señala. Luego de muchos años de experiencia en distintos proyectos arquitectónicos comerciales, sociales y civiles, se dedicó a la docencia y, actualmente, es profesor de la materia Arquitectura legal y ejercicio profesional 2 de la Universidad de Palermo.
¿Qué experiencias adquiriste a lo largo de tu recorrido profesional?
Hubo varias experiencias y cada una marcó aspectos diferentes, pero una importante fue una expansión de solo 9 m2 en una vivienda de 60 m2 donde vive una familia de 6 integrantes. La intervención les mejoró mucho su forma de vida. Ese día comprendí que la escala de la obra no era directamente proporcional a mi progreso como profesional. Otra obra clave fue un baño para discapacitados. Ya había hecho otros baños para gente con posibilidades diferentes en un bar, en una feria de Palermo pero no es lo mismo que para un discapacitado en particular. Mi comitente era de un lugar de la provincia de Bs. As. Sufrió un ACV. Tenía parálisis. Trabajé con una de las hijas en cómo utilizaría la mano que sí podía mover, para ver dónde poníamos las agarraderas y de qué forma se giraba para poder sentarse dentro del receptáculo que estábamos diseñando en el lugar de la bañera. El trabajo en sí duro 15 días.
¿Cuáles son las dificultades de tener un proyecto propio?
Al principio las dificultades radican en generar una red de clientes, en conformar buenos equipos de trabajo, tener disciplina en ciertas cuestiones y un poco de paciencia, porque todo esto no ocurre de un día para el otro. Cuando creés que todos estos temas están medianamente encaminados, toman peso ciertas cuestiones externas, como la idiosincrasia argentina: la economía y la dolarización, los impuestos, la burocracia. Como dice un amigo mío: “Cuando el problema es tan grande y no tiene solución, deja de ser un problema”, hay que adaptarse, reinventarse, encontrar oportunidades, proyectar cuál es el próximo paso a seguir. Tampoco hay que preocuparse tanto por los pequeños períodos sin mucho trabajo, en la Argentina creo que es muy importante lograr que nuestra empresa sea eficiente (mayor rentabilidad con el menor costo posible), para así afrontar los ciclos de crisis a los que lamentablemente estamos acostumbrados.
¿Qué herramientas aportó a tu formación académica y profesional la Universidad de Palermo?
Básicamente le debo todo lo que a mi profesión respecta. Comencé a estudiar esta carrera cuando tenía 28 años, se me abrió una puerta increíble, me permitió descubrir mi vocación. La escala de la Facultad me permitió el diálogo directo con los docentes, fui forjando una gran amistad con colegas, una red de contactos muy significativa y la permanente actualización de los temas que más me interesan. Por ese motivo nunca me fui, siempre estuve ligado a la UP, siempre me da la oportunidad de seguir creciendo.
¿Qué consejos profesionales podrías compartir con quienes están estudiando?
En la Argentina el título de arquitecto es habilitante y así como a priori es bueno que podamos ejercer apenas nos recibimos. No nos olvidemos que es una profesión de riesgo, así como la Medicina o la Ingeniería y no siempre es fácil de visualizar a los veintipico de años cuáles son muchos de ellos. Mi consejo para los que tiene ansias de trabajar de forma independiente, es que traten de hacer una buena práctica profesional que les permita incorporar experiencia en los primeros años.
¿Qué experiencias adquiriste a lo largo de tu recorrido profesional?
Hubo varias experiencias y cada una marcó aspectos diferentes, pero una importante fue una expansión de solo 9 m2 en una vivienda de 60 m2 donde vive una familia de 6 integrantes. La intervención les mejoró mucho su forma de vida. Ese día comprendí que la escala de la obra no era directamente proporcional a mi progreso como profesional. Otra obra clave fue un baño para discapacitados. Ya había hecho otros baños para gente con posibilidades diferentes en un bar, en una feria de Palermo pero no es lo mismo que para un discapacitado en particular. Mi comitente era de un lugar de la provincia de Bs. As. Sufrió un ACV. Tenía parálisis. Trabajé con una de las hijas en cómo utilizaría la mano que sí podía mover, para ver dónde poníamos las agarraderas y de qué forma se giraba para poder sentarse dentro del receptáculo que estábamos diseñando en el lugar de la bañera. El trabajo en sí duro 15 días.
¿Cuáles son las dificultades de tener un proyecto propio?
Al principio las dificultades radican en generar una red de clientes, en conformar buenos equipos de trabajo, tener disciplina en ciertas cuestiones y un poco de paciencia, porque todo esto no ocurre de un día para el otro. Cuando creés que todos estos temas están medianamente encaminados, toman peso ciertas cuestiones externas, como la idiosincrasia argentina: la economía y la dolarización, los impuestos, la burocracia. Como dice un amigo mío: “Cuando el problema es tan grande y no tiene solución, deja de ser un problema”, hay que adaptarse, reinventarse, encontrar oportunidades, proyectar cuál es el próximo paso a seguir. Tampoco hay que preocuparse tanto por los pequeños períodos sin mucho trabajo, en la Argentina creo que es muy importante lograr que nuestra empresa sea eficiente (mayor rentabilidad con el menor costo posible), para así afrontar los ciclos de crisis a los que lamentablemente estamos acostumbrados.
¿Qué herramientas aportó a tu formación académica y profesional la Universidad de Palermo?
Básicamente le debo todo lo que a mi profesión respecta. Comencé a estudiar esta carrera cuando tenía 28 años, se me abrió una puerta increíble, me permitió descubrir mi vocación. La escala de la Facultad me permitió el diálogo directo con los docentes, fui forjando una gran amistad con colegas, una red de contactos muy significativa y la permanente actualización de los temas que más me interesan. Por ese motivo nunca me fui, siempre estuve ligado a la UP, siempre me da la oportunidad de seguir creciendo.
¿Qué consejos profesionales podrías compartir con quienes están estudiando?
En la Argentina el título de arquitecto es habilitante y así como a priori es bueno que podamos ejercer apenas nos recibimos. No nos olvidemos que es una profesión de riesgo, así como la Medicina o la Ingeniería y no siempre es fácil de visualizar a los veintipico de años cuáles son muchos de ellos. Mi consejo para los que tiene ansias de trabajar de forma independiente, es que traten de hacer una buena práctica profesional que les permita incorporar experiencia en los primeros años.