Maca Cerquera, arquitecta UP y artista independiente se destaca con sus intervenciones y bordados
Desde Lima, participa en proyectos y colaboraciones con artistas internacionales: “Hay mucha magia en romper barreras, porque en realidad no existen”.Maca Cerquera vive en Lima, Perú, pero su arte y creatividad no encuentran barreras espaciales, temporales, ni de ningún tipo. Actualmente, se encuentra trabajando en el proyecto “Correspondiencias Gráficas” junto a una artista de Zurich; y una serie de intervenciones con dibujo, bordado y pintura en colaboración con un argentino en Ginebra. “Cuando el foco está en lo que se quiere lograr, todo es posible”, explica la egresada de Arquitectura UP. Sobre su formación, expresa: “La arquitectura está en mí inevitablemente. Me brindó esa mirada esencial, distinta”.
¿Cómo descubriste tu vocación artística?
Desde muy chica siempre me gustó dibujar y hacer cosas con las manos, como objetos de papel maché. Cuando mi papá me regaló una cámara análoga comencé a interesarme también por la fotografía. Sin darme cuenta, tal vez el interés siempre estuvo ahí, era muy curiosa. Hoy podría decir que el arte ocupa casi el 100% en mi vida. Todo el tiempo estoy pensando desde ese lugar creativo, en qué puedo hacer, qué ideas están buenas y qué objetos puedo construir, cómo seguir mostrando mi trabajo y seguir creciendo.
¿Qué lugar ocupa la arquitectura en tu trabajo?
Siento que la arquitectura está en mí inevitablemente. Es lo que me ayuda a ver las cosas de otra manera. Gracias a la arquitectura mi mirada es totalmente diferente. Me ayudó en la forma de organizar el trabajo, plantear o arrancar un proyecto, cosa que en el arte es totalmente distinto; porque la arquitectura es funcional, busca resolver un problema, en cambio el arte no. A veces, me causaba cortocircuitos el intentar dar explicaciones a todo, pero luego eso mismo me ayudó a darle la vuelta a mis obras, cuando hago nuevas series, el registro, la investigación y el resultado. En cuestiones más personales, de construcción de obra, me aportó una mirada esencial. Me encanta dibujar geométrico, plano, abstracto, que haya misterio, con mucha síntesis. También se nota la influencia en el uso del color y la composición. Siempre empiezo con colores primarios, puros y llenos. Todo eso vino de la arquitectura, y sale de mí muy naturalmente.
¿Qué destacás de tu paso por la UP?
Lo que aprendí de los docentes que dictaban los talleres fue lo mejor. La manera de enseñanza es diferente y los profes tienen otra mentalidad, al igual que el decano y la secretaria académica de la facultad. Tuve el privilegio de cursar un taller con Marcelo Faiden y eso me marcó mucho, aprendí cosas que aplico hasta el día de hoy. También trabajé un tiempo en el estudio de Daniel Silberfaden, y me dieron la oportunidad de ser adjunta de algunos talleres. Todo eso fue un aprendizaje integral dentro y fuera de la cancha que me ayudó a entender varias ramas de la arquitectura.
"Lo que aprendí de los docentes que dictaban los talleres fue lo mejor. La manera de enseñanza es diferente y los profes tienen otra mentalidad, al igual que el decano y la secretaria académica de la facultad".
¿Cuáles fueron las principales experiencias laborales en tu recorrido profesional?Hice mis primeras prácticas con Monoblock y fue increíble, porque es un estudio que le da tiempo y espacio a incluir proyectos de diseño más rebuscados y concursos. La dinámica que ellos tienen como estudio es genial, uno aprende en lo profesional y personal. En el 2014 estuve unos meses en São Paulo trabajando en un estudio de restauración y fue una experiencia súper interesante. Me dediqué a hacer levantamiento de un edificio que se ubica en el antiguo Bar Brahma, en un cruce de calles emblemáticas, São Joao y São Luis, en el centro de la ciudad. Aprendí de restauración, el idioma portugués, también sobre Brasil, su gente, su comida, y pude ver todas esa arquitectura que solo nos mostraban en libros o veíamos en internet.
¿En qué proyectos internacionales participaste en el último tiempo?
Desde Lima he trabajado con la diseñadora de moda Ángela Brito, quien vive en Rio de Janeiro pero es de Cabo Verde, África. Para dos de sus colecciones en el 2015 y 2016, me encargué de hacer los dibujos a mano para el diseño de estampas sublimadas. En 2019 colaboré con dibujos para accesorios, como carteras y zapatos, de su última colección "Identidade". Por otro lado, en estos momentos estoy realizando un proyecto a distancia llamado “Correspondencias gráficas” con una artista de Zurich, gracias a la embajada suiza en Perú. Tendrá como resultado varias piezas serigrafiadas hechas en Lima. También tengo un proyecto en curso con un amigo argentino artista que vive en Ginebra, donde vamos a hacer una pequeña serie de intervenciones con dibujo, bordado y pintura. Este 2021 quiero mudarme de Lima, tal vez a Berlín por un tiempo, para estudiar y que mi trabajo se conozca en otros países.
"No hay impedimentos cuando realmente se quiere hacer algo. Si el foco está en aquello que se quiere lograr, se rompen los mitos del idioma o el lugar, todo es posible".
¿Qué te aporta la experiencia de vivir y ejercer en distintos países y ciudades?Tener la oportunidad de trabajar en otras ciudades hace que sea más fácil entender el trabajo a distancia, se vuelve más real la posibilidad de lograr cosas. Para mí no hay impedimentos cuando realmente se quiere hacer algo. Si el foco está en aquello que se quiere lograr, se rompen los mitos del idioma o el lugar, todo es posible. Hay mucha magia en romper verdaderamente las barreras, porque en realidad no rompés nada, no existen.
"Hay mucha magia en romper verdaderamente las barreras, porque en realidad no rompés nada, no existen".
¿Cómo es tu proceso creativo para dar forma a un proyecto?La cotidianeidad es esencial. Soy muy curiosa, me encanta preguntarme cosas y que queden como incógnita, a veces eternamente. Eso simplemente ya puede ser parte de algo más, porque de las dudas nacen las ideas, de los supuestos y los imaginarios del pensamiento. Tomo una foto, dibujo o escribo. A veces sencillamente veo algo y se me ocurren un montón de ideas. Siempre nace de lo que veo en la calle, lo que escucho. La música y el cine son súper importantes, así como ir a museos, o viajar. Mis dibujos y bordados se basan en lo que yo llamo composiciones efímeras urbanas. Me encantaría apropiarme de todos estos desperdicios que veo en la calle, para reciclarlos y transformarlos en otra cosa. Como no puedo llevarme todo, lo hago con la mirada, el dibujo y el bordado.
¿Cómo encontrás el soporte y material para canalizar esos pensamientos?
Mi primer soporte siempre es el papel y lapicero. Lo más básico. En la ropa encontré un soporte que me encanta, porque es como un cuadro andante y ahí los hilos se convirtieron en un elemento de textura y relieve increíbles para mí. Por eso son como mis piezas statement, las intervengo con los dibujos más importantes de mis series. En cuanto a las frases, juego mucho con objetos reciclados, me encanta bordarlas o escribirlas en todos lados como stickers en movimiento. Dependiendo del proyecto o lo que quiera bordar, a veces es una cuestión de prueba y error. Hay pequeños textos que solo me gusta bordarlos en telitas. Tengo una serie llamada “Screenshot” bordada sobre papeles reciclados hechos a mano, un toque de rebeldía a la tecnología.
¿Qué consejo les darías a los estudiantes de arquitectura?
Que aprovechen todo lo que les enseña la universidad pero también busquen afuera, que se interesen por algo en especial e investiguen. Sorpréndanse al enterarse de la vida de otros arquitectos o artistas, sepan cómo aprendieron ellos, todo lo que hacían. No todo está en internet: puede ser el futuro, pero no es la vida real. Vayan a museos, galerías, lean libros, escuchen música y nunca pierdan la curiosidad de saber un poquito más.