Como todos los años, el 3 de mayo UNESCO celebra el “Día Munidal de la Libertad de Prensa”. San José de Costa Rica ha sido elegida en 2013 para la realización del principal evento conmemorativo de la ocasión que reunirá a académicos, activistas, representantes de Estados y periodistas de todo el mundo. UNESCO propone para este año incluir en la agenda un tema fundamental: hay que pensar el ejercicio de derechos clave, como la libertad de expresión, a través de todos los medios. Internet, incluida, claro. Y, para ello, es necesario discutir el tipo de regulación que queremos.
Los debates sobre la regulación de Internet en América Latina son relativamente recientes. En los últimos años, tímidamente, la región ha empezado a hacerse eco de las discusiones que tuvieron y tienen lugar en Estados Unidos y Europa.
Muchos de los proyectos sobre Internet y su regulación que se vienen discutiendo en nuestra región, enarbolan buenas intenciones como proteger la privacidad y los derechos de los autores, o combatir la pornografía infantil y los discursos discriminatorios. Sin embargo, de aprobarse muchas de esas iniciativas tal como están planteadas, se terminará afectando derechos fundamentales. Es decir, se convierten más en un problema que en una solución. Por eso, es conveniente la prudencia a la hora de regular.
Una buena base para empezar a discutir políticas en materia de Internet en América Latina, basadas en principios de derechos humanos, es la Declaración Conjunta sobre Libertad de Expresión e Internet emitida por los relatores especiales de Naciones Unidas, la OEA, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.
Los relatores en materia de libertad de expresión, en este documento de 2011, señalan lineamientos que deberían tenerse en cuenta a la hora de regular Internet. Por ejemplo, hablan de la necesidad de que no se trasladen mecánicamente modelos que se aplican a los medios tradicionales. Si bien es cierto que Internet comparte ciertas características con estas tecnologías, también es cierto que es muy distinta en otros aspectos como en materia de alcance global, (bajos) costos, y la posibilidad de que la utilicen un número ilimitado de usuarios. Entonces, afirman los relatores, normas que no han sido específicamente pensadas para Internet pueden afectar de manera negativa el ejercicio de derechos clave. La declaración, asimismo, hace referencia a cuestiones específicas vinculadas al límite al bloqueo y filtrado de contenidos, a la importancia de la neutralidad de la Red, la responsabilidad de los intermediarios y la necesidad de elaborar políticas públicas en materia de acceso universal.
Es auspicioso que varios de estos temas estén presentes en el evento de Unesco. Y es saludable que estas discusiones tengan lugar en América Latina donde todavía hay mucho por hacer. En definitiva, para que Internet sirva para garantizar un mejor ejercicio de la libertad de expresión y no lo contrario, dependerá de cómo transitemos los caminos sobre su regulación y gobernanza.
Eduardo Bertoni Director del Centro de Estudios en Libertad de Expresión y Acceso a la Información (CELE) de la Universidad de Palermo, Argentina. Ex relator especial para la Libertad de Expresión de la OEA.
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