Sofía Hepner: Disfruta del arte
Sofia Hepner, egresada UP en Historia del Arte y Gestión Cultural, habla sobre su desarrollo profesional en Paraguay y su participación especial en La noche de los museos.
Para Sofía (27), hablar de arte es innato. Siempre que se sienta a conversar con alguien, indefectiblemente algo la lleva hasta ahí. Dice que es un tópico inevitable. Y ella lo atribuye a que no sólo es lo que le gusta, sino que además está en su historia familiar. "Sé que suena cliché decirlo, pero es lo que creo. Mi hermano Sergei suele ser el blanco de ello -ríe-, porque siempre le digo: '¿No sentís que tu apellido tiene una carga?', porque él no se dedica a esto, ni está tan involucrado".
Para comprender mejor la historia a la cual se refiere, comencemos. El padre de su abuela era un escritor de arte francés, Maurice Malingue. "Él escribió un libro sobre el pintor Gauguin, amigo de Van Gogh. Sus hijos: mi abuela Michelle, su hermano Daniel y su hermano Clot, tenían una galería de arte en París, que se llama Galerie Malingue y sigue hasta hoy día. Esa galería es top 5 en Francia, tiene una sede en Hong Kong y una en Nueva York".
Para poner en contexto, su abuela se crió con Dalí, con Picasso, etc. "Le conoció a todos. Miraba arte desde que era chica. Después se casó con un productor de teatro londinense, Leo Hepner, que fue quién llevó de París a Londres cientos de obras. Mi abuela le tuvo a mi papá, y ella a los 45 años dijo 'me voy de París', porque parece que en los 80 la situación política cambió. Y vinieron a Paraguay".
Ya en Asunción, en 1986 abrieron la galería de arte Michelle Malingue, que permaneció activa hasta el 91. Esa fue la primera galería de su familia en Paraguay. "Desde que nací, entran y salen artistas de mi casa y de la casa de mi abuela. Ya sea por amistad, trabajos, comisiones o consejos. En mi casa no había una galería, pero mi papá siempre compró y vendió arte. Y mi abuela siempre me enseñó de cerca en qué cosas fijarme en las pinturas, lo que le gustaba de los cuadros, etc. También me inculcaron a leer libros de cultura en general, no sólo de arte. Y en la familia hay como una regla tácita de que si vos no leíste Dostoievski, te miran mal -risas-. Evidentemente yo no leí".
Sofía estudió Historia del Arte y Gestión Cultural en la Universidad de Palermo, en Buenos Aires. Era lo natural, ya que durante casi toda su adolescencia quiso ser artista. Pintaba y dibujaba muchísimo desde los 13 años. Una vez, junto a dos compañeras más, insistió tanto para que se abriera una clase de arte, que lo consiguió. Ya al terminar la secundaria se encontró con esta encrucijada: dar todo para ser artista o elegir algo relacionado a ello. Así fue como dio con la gestión cultural.
Para Sofía, honrar su legado es muy importante, ya que generalmente elegimos la profesión para nuestra vida en base a lo que nos gusta y somos buenos, dos cosas que desde su perspectiva tienen mucho que ver con su familia. "Lo llevo en mí. Para mí que lo que naturalmente me sale o hago, es gracias a eso. Hay muchas cosas que veo en ciertos lugares que otra gente no ve, o me imagino otras cosas. Y estoy agradecida porque es gracias a crecer en ese entorno familiar y a la genética hereditaria supongo", ríe.
Estudiando en Buenos Aires ella descubrió el mundo de las galerías, de los museos. "Me pasó que cada vez que aprendía más y profundizaba en ello, más me gustaba. Ver galerías en cada cuadra y entrar a ver las obras. Museos espectaculares. Aproveché para hacer todas las pasantías que podía: trabajé en el arteBA, en el MALBA, etc. Me iba a todas las Noches de los museos y a las De las galerías. Allá, las De las galerías se hacen por semana y por barrio. Por ejemplo, la última semana del mes es en Palermo, la primera de Recoleta, etc. Por semana tenés actividades y podés hacer muchísimas cosas, desde conciertos, todo. Por ejemplo, frente a mi departamento había un teatro que tenía la regla de no aplaudir, y lo que hacía la gente era chasquear los dedos. ¡Re lindo! Y es este tipo de actividades las que me gustaría tener acá".
Cuando Sofía habla se percibe la pasión por el énfasis que da a sus palabras, por sus gestos con las manos, y su rostro. Esa energía creadora se revela en la forma en que lo cuenta todo, ansiosa, como si el tiempo no le alcanzara para expresar todo lo que quiere decir sobre lo mucho que se puede hacer en el ámbito cultural.
Gestionando cultura
"Siempre defiendo que en Paraguay, a nosotros nos encanta la cultura. Tenemos tanta historia e identidad. Cuando volví graduada, mi papá me dijo: '¿Y si abrimos una galería juntos?”. Le dije que sí, pero sentía que ese trabajo era el que me iba ayudar a arrancar algo, que no iba ser el único. Quiero hacer miles de cosas más. Yo veo la gestión cultural como la oportunidad de llevar a cabo ideas, proyectos y emprendimientos creativos. Es estar en el medio de las personas, industrias o movimientos que tienen esas iniciativas y lo que la gente disfruta".
El primer proyecto que llevó adelante al regresar, a los 23 años, fue la Galería Hepner junto a su padre Daniel. "Generalmente tengo dos o tres exposiciones ya organizadas para el próximo año, que las preparo antes de fin de año, y luego durante el año tengo dos o tres más, espontáneas". La Galería fue recientemente mencionada en un artículo del New York Times en su versión en inglés, en 36 hours in Asunción, Paraguay, destacando su selección de artistas emergentes.
Después de esto, surgió el segundo proyecto, en una visita al artista recientemente fallecido Gustavo Beckelman, para ajustar detalles de una exposición que realizarían él y Ángel Yegros. "Cuando veo su taller y lo que hacen, quedo impresionada. Le digo a Gustavo: '¿Qué es esto?', y él me responde como si fuera lo más normal: 'mi taller'. Lo que ellos hacían después de fundir las piezas, era pororó o pizzas, ahí donde la piedra aún estaba caliente. Recuerdo haberle dicho que no podíamos dejar eso sin documentar y ahí surgió la idea de hacer un piloto que mostraríamos a las empresas o marcas, para juntar fondos y hacer una serie de documentales artísticos de 10 minutos cada uno".
Al trabajo se sumaron Juanma López Moreira, en la grabación -quien también andaba buscando algún proyecto de contenido para realizar- y tres personas más. "Toqué como mínimo unas cien puertas para conseguir los fondos, hasta que un banco nos dijo, finalmente, que sí le gustaba la idea. Hice de todo un poco para la realización; producción, trabajo de campo, etc., porque así es cuando estás con el presupuesto justo. Y fue una alegría enorme cuando salieron los primeros episodios de Artífices en Kurtural (kurtural.com); ver que a la gente sí le interesaba conocer la intimidad creativa de los artistas. Ahora estamos preparando la segunda temporada, estamos en pre-producción. Y estamos en la búsqueda de fondos".
Recientemente, Sofía fue parte de otro gran éxito en cuanto a la aceptación del público, o en este caso, participantes: La Noche de los Museos. "La Galería Hepner se unió a la Asociación de Galerías, y ellos eran los encargados de la La Noche de las Galerías. Trabajé un poquito el año pasado y este, coordinando un equipo. Ahí fue cuando hablé con Gloria Velilla sobre la posibilidad de hacer lo de los museos. Ella preguntó si me animaba y le dije que sí. Viendo cómo era la experiencia en Buenos Aires, sumado a la forma en la que trabajan acá con lo de las galerías, me animé".
De vuelta empezó la búsqueda de fondos, la organización de un equipo de 40 voluntarios de la FADA-UNA para ayudar en cada museo, el armado del recorrido y la logística de los buses. "Para la organización fue una previa de tres meses y trabajo intenso de un mes completo. Todos los museos se adhirieron sin dudar a la actividad y con la mejor predisposición. Sabemos que esta actividad representa la primera piedra en abrir un camino que seguirá construyendo, porque hay demasiadas cosas que podemos hacer".
Sofía resalta que nadie esperaba tanta gente pero que fue una grata sorpresa calcular alrededor de 3.000 asistentes. "Hicimos un listado de 40 museos en Asunción, lo crea la gente o no, de allí seleccionamos los 8 más conocidos y también cercanos entre sí para dar hincapié al circuito y que la gente pudiera ir a más de dos en una noche. Además no eran sólo son de arte, también de historia".
El objetivo era despertar en la gente la curiosidad por conocerlos, por aprender de nuestra historia. "La idea era despertar en las personas esa curiosidad por saber qué hay dentro de ellos, que si les gustó, vayan después con más detenimiento o incluso a los que ya no pudieron visitar esa noche. Mi hermano se quedó shockeado por el Museo de la Memoria, le contó a sus amigos, y ellos se fueron después para conocer. ¿Cuántas personas más habrán hecho lo mismo? ¡Eso es lo fabuloso!".
Con los proyectos a los que ayuda a ver la luz, Sofía busca que todos disfruten y consuman arte. Y por consumir no se refiere a comprar, sino a ir a ver, a conocer, a disfrutar de lo que produce el arte. "Había leído un comentario respecto a los museos en Facebook que decía, 'uno no puede disfrutar lo que no conoce'. Es demasiado cierto. Yo quiero que todos puedan apropiarse de eso y entender que es algo que todos podemos hacer: ir a museos, a galerías. Por ejemplo, a mí me encantaría que en un concierto haya un lugar de expresiones artísticas, una exposición, etc.".
El próximo año se volverá a realizar La Noche de los Museos agregando al recorrido más museos y más buses. Entre sus tantas ideas, está la de hacer una noche artística en la que todos los museos, todas las galerías, todos los barrios y toda la gente salga a la calle a festejar arte. O una noche de proyecciones con varias obras en simultáneo. O un museo de arte contemporáneo en Paraguay. Y quién sabe cuántas cosas más.
"Yo creo que Paraguay va a ser así. Que no será cosa de vez en cuando esto de ir a museos o ver exposiciones. Está cambiando. La gente lee más, ve más películas, más series; viaja un poco más. Y todo ayuda a apreciar el arte. Yo creo que vamos a ser esa generación que vea eso dentro de unas décadas. Y esta es una generación de cambio que todos tenemos que acompañar"