"No se hace prevención de ciberbullying, se hace prevención para la convivencia"
El martes pasado, se realizó la charla de apertura del ciclo lectivo de la carrera de Psicología con el apoyo de AMIA Joven. El tópico en cuestión fue la problemática del ciberbullying y la violencia en las redes.
Luego de una breve introducción del moderador del coloquio Sebastian Bortnik, experto en seguridad informática, el psiquiatra y docente de la UP, Miguel García Coto, quien a fines de la década de 1990 empezó a dar charlas sobre bullying, lo definió como “hostigamiento reiterado y persistente a un par”. Cuando los recursos de afrontamiento se acaban, aumenta la vulnerabilidad del chico y no hay posibilidades de recuperación. Esto es “un sistema, un fenómeno en un contexto social, una maqueta de la sociedad” que particularmente acontece entre chicos y en la escuela. El bullying sucede a distintas escalas, siendo las redes sociales un “megasistema” donde se potencia y puede continuar más allá de la distancia. “Hay que aprender a verlo”, señaló Coto.
Luego fue el turno de Lucía Fainboim, miembro de la ONG Faro Digital, que visita colegios y realiza talleres que abordan la temática desde el ángulo de los alumnos pero también de los adultos. “Notamos falta de herramientas y desconocimiento en los padres que es inadmisible. Tienen que saber qué les pasa a los chicos en las redes y no minimizar lo que sucede allí”, indicó la licenciada en Comunicación Social. En cuanto al ciberbullying, lo calificó como “fenómeno social y no digital”, señalando que erróneamente se hace foco en el espacio virtual y no en las personas que lo realizan. Ante estos casos, según estudios propios, “casi en un 100% los chicos no recurren a docentes, y apenas en un 30% a sus padres. Los chicos se sienten muy solos y no hay empatía con ellos. Hay que abordar tanto al agredido como al agresor para saber cómo ayudar”, añadió Fainboim.
En la disertación se precisó que el hostigamiento digital no tiene descanso, el alcance es total y lo ven personas fuera del círculo social que lo ejecuta, y que se torna más agresivo porque no hay registro de la reacción del otro debido a la distancia física. Los acosos van desde la realización de “memes”, la exclusión de grupos de WhatsApp o inclusión para agresiones y más. Y por ello se torna necesario conocer y preguntar a los chicos cómo les va y en Internet, empatizar con ellos y el espacio en el que interactúan constantemente con pares y desconocidos.