Adrián Bono, egresado UP y CEO & fundador de los medios digitales The Bubble y The Essential
Estudió la Licenciatura en Humanidades y Ciencias Sociales UP para complementar su perfil como periodista.Comenzó sus primeros pasos en el periodismo internacional en el emblemático Buenos Aires Herald para luego continuar en el reconocido medio digital Infobae. Pero ya desde entonces la idea de informar a los millennials desde otro lugar lo seducía y, con ese fin, fundó un sitio web en inglés que hoy goza de un gran prestigio: The Bubble. “La idea fue crear un medio de comunicación que presentara la realidad argentina desde un punto de vista más informal. Crecimos muchísimo y hoy The Bubble se convirtió en el medio en inglés más leído de Argentina”. Con el mismo potencial y visión de futuro, en 2018 creó con sede en Washington DC The Essential, “similar en estilo y contenido a The Economist, Financial Time o Wall Street Journal”, define. Apasionado, curioso, emprendedor y comprometido con su profesión, Adrián Bono, quien se graduó de la Licenciatura en Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo para complementar su perfil como periodista, reparte su tiempo entre sus dos proyectos, a la vez que brinda charlas en Argentina, España y Estados Unidos sobre el fenómeno de la desinformación y las herramientas más efectivas para combatirlo.
¿Cómo llegás a especializarte en el fenómeno de la desinformación?
Empecé como periodista a dedicarme a la política internacional cuando trabajaba en el Buenos Aires Herald y en Infobae. Después me enfoqué en las redes sociales y sus efectos en las sociedades. Ahora, casi un 75% de mi tiempo está abocado al efecto de la desinformación: los actores que buscan mal informar a la población generalmente para sembrar el caos, generar problemas para debilitar la democracia. Durante el 2020 seguramente seguiré dedicado a este tipo de fenómenos, sobre todo en los efectos que tienen en Estados Unidos, Latinoamérica y España. Desde los dos medios digitales The Bubble y The Essencial intento concientizar sobre lo que es la información dañina, falsa o nociva que hay en las redes sociales y que mucha gente comparte porque no tienen las herramientas para identificarlas. Si bien el fenómeno varía de país a país, sucede básicamente de la misma forma y tiene los mismos efectos en todos lados.
¿Qué herramientas debemos tener en cuenta para combatir la desinformación?
Hay varios frentes y diferentes formas de hacerlo. A través de los gobiernos, por ejemplo, con mayor regulación sobre las plataformas de redes sociales. Personalmente me concentro en brindar herramientas a la población. Es decir, sacar el concepto de desinformación de los círculos académicos y de los medios para acercarlo a la gente. En realidad, los propios medios de comunicación mainstream no cuentan con un alto nivel de aprobación porque la gente cada vez confía menos en los medios tradicionales, lo que es un problema grave. Por eso, mi idea es brindar las herramientas necesarias para que las personas puedan identificar por sí mismos los tipos de contenidos sin necesidad de orientación por parte de los medios. Es importante, para comprobar que un contenido es creíble, identificar: cuál es la fuente, si tiene firma o no, si fue cubierto por otros medios alternativos, si las redes sociales lo marcan como contenido poco creíble o falso. Como el fenómeno que va a seguir creciendo, es importante que se conozcan y estar atentos a la hora de compartir contenidos.
¿Cómo se relaciona el concepto de la posverdad con este fenómeno y cuál es el camino para concientizar a las nuevas generaciones?
El concepto de posverdad está directamente relacionado a la desinformación. Significa el fin de los datos, de la información como prueba concreta, y que prevalezca la opinión personal. Es decir, algo que es color negro puede ser blanco porque mi opinión dice que es blanco. Se habla de posverdad porque la verdad ya no importa, lo que importa es la opinión y cómo se siente cada uno. Entonces, hay que tratar de explicarle a la gente de qué forma puede afectar no sólo tu vida sino al resto de la sociedad. Cuando uno elige creer en la información incorrecta y consume 20 o 30 noticias falsas por día, con datos equivocados para generar una respuesta emocional, termina por crear una realidad completamente alternativa a la que vivimos. Uno termina viviendo en un mundo alternativo que no existe. Sobre las nuevas generaciones, es un tema a tratar. La idea es que desde chico se tenga la capacidad de entender que hay mucha información falsa. Es por eso importante conocer cuáles son las herramientas que se pueden utilizar para defenderse de esa amenaza y, al mismo tiempo, tener conciencia de las consecuencias de no saberlo.
¿Cómo surge la idea de crear The Bubble, un diario en inglés en un país donde se habla español?
Había un público joven extranjero que vivía en Argentina o en el exterior pero que tenía interés en informarse sobre el país. Por ese entonces, era editor de la página web del Buenos Aires Herald, un diario en inglés con 140 años de historia que tenía un estilo muy formal. Entonces la idea fue crear un medio de comunicación que presentara la realidad argentina (política, economía y cultura-pop) pero desde un punto de vista más informal, orientado a lectores que querían enterarse sobre lo que pasaba en Argentina. Además, sumamos el humor o el sarcasmo para ayudar a comprender el contenido de una forma diferente, algo que en los millennials funciona muy bien. Crecimos muchísimo tras el lanzamiento en 2013. De hecho, The Bubble se convirtió en el medio en inglés más leído de Argentina. Pasamos a tener no solo lectores extranjeros, sino también locales que leen en inglés. Luego, cuando sumamos contenido audiovisual, especialmente videos, nos posicionarnos mucho mejor en redes sociales. Hoy por hoy seguimos generando ese material, fácil de comprender para gente que no tiene tiempo de ponerse al día con todas las noticias de política y economía, sino que necesita un resumen de lo más importante que pasó en la semana. Nosotros trabajamos con colaboradores, periodistas fijos y con estudiantes de periodismo en el exterior que quieren venir a hacer voluntariado por un semestre en Buenos Aires.
¿Cuándo decidiste crear The Essential y por qué otro medio digital?
The Essential es como la contraparte de The Bubble, es la cara seria. Como medio de comunicación no tiene nada que ver con The Bubble. Lo lanzamos en Washington DC en 2018 con otro equipo y es más similar en estilo y contenido a The Economist, Financial Time o Wall Street Journal. Cubrimos estrictamente política o economía de Argentina pero para un público más especializado, como el del gobierno de Estados Unidos, el departamento de Estado, embajadas, inversores u ONG’s; tanto en Norteamérica como en Europa especialmente en Reino Unido, Alemania, Francia e Italia.
¿Qué aspectos son importantes para emprender un proyecto?
Desde mi experiencia, con un proyecto del estilo de un medio de comunicación, en primer lugar: la persistencia. Es muy difícil llevar adelante un medio, especialmente hoy cuando la industria está atravesando una crisis global porque nadie sabe cómo monetizarla. Pero mi experiencia es que, si se tiene un buen producto, la persistencia es clave. Otra cosa importante es que, cuando se tiene un proyecto en el que se cree, habrá mucha gente te va a decir que es una locura, que no sirve. Hay que tener la capacidad para no dejarse influenciar por los demás. También, para comenzar un emprendimiento hay que trabajar duro, 24 horas al día, vivís para llevarlo adelante porque es tu proyecto, tu sueño, lo que querés crear. Si persistís, eventualmente podés llegar a conseguir lo que quieras.No es fácil, pero cuando llegás a cumplir el objetivo, el nivel de satisfacción es indescriptible.
Soy Licenciado en Humanidades y Ciencias Sociales por la UP desde el 2010. Como me daban por aprobadas las materias de Periodismo, la mayoría de las que cursé para la carrera fueron de internacionales. Si bien mi interés era especializarme, me faltaba comprender cómo funcionaba el sistema internacional. Las materias me ayudaron a entender a las organizaciones mundiales, la ley internacional, de qué forma se relacionan los países, las democracias y la historia de cómo llegamos a vivir en el sistema internacional en el que vivimos hoy. A raíz de eso pude aplicar los conocimientos que tengo hoy, especialmente respecto a algo tan importante como la desinformación, que puede redefinir de qué forma se relacionan los países.Realmente creo que es un problema muy grave al que tenemos que prestar más atención porque puede llegar a redefinir el mundo tal como lo conocemos.
Hoy los periodistas no dependen de un medio para llegar al público, lo único que necesitan es una cuenta de Twitter, Instagram, TikTok. No importa en cuál, sólo deben preocuparse por crear su marca personal, utilizar las redes para posicionarse como el periodista que quieren ser y eventualmente acudir a un medio para publicar el tipo de contenido que suben. La dinámica cambió completamente, no se precisa el aval del medio para llegar a miles de personas, están las redes sociales. Lo importante es tomarse la carrera en serio, aplicar los estudios y conocimientos que aprendieron y generar contenido que los ayude a visibilizarse. Esto no implica que no puedan hacer carrera desde abajo, las dos formas siguen funcionando.
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¿Cómo llegás a especializarte en el fenómeno de la desinformación?
Empecé como periodista a dedicarme a la política internacional cuando trabajaba en el Buenos Aires Herald y en Infobae. Después me enfoqué en las redes sociales y sus efectos en las sociedades. Ahora, casi un 75% de mi tiempo está abocado al efecto de la desinformación: los actores que buscan mal informar a la población generalmente para sembrar el caos, generar problemas para debilitar la democracia. Durante el 2020 seguramente seguiré dedicado a este tipo de fenómenos, sobre todo en los efectos que tienen en Estados Unidos, Latinoamérica y España. Desde los dos medios digitales The Bubble y The Essencial intento concientizar sobre lo que es la información dañina, falsa o nociva que hay en las redes sociales y que mucha gente comparte porque no tienen las herramientas para identificarlas. Si bien el fenómeno varía de país a país, sucede básicamente de la misma forma y tiene los mismos efectos en todos lados.
¿Qué herramientas debemos tener en cuenta para combatir la desinformación?
Hay varios frentes y diferentes formas de hacerlo. A través de los gobiernos, por ejemplo, con mayor regulación sobre las plataformas de redes sociales. Personalmente me concentro en brindar herramientas a la población. Es decir, sacar el concepto de desinformación de los círculos académicos y de los medios para acercarlo a la gente. En realidad, los propios medios de comunicación mainstream no cuentan con un alto nivel de aprobación porque la gente cada vez confía menos en los medios tradicionales, lo que es un problema grave. Por eso, mi idea es brindar las herramientas necesarias para que las personas puedan identificar por sí mismos los tipos de contenidos sin necesidad de orientación por parte de los medios. Es importante, para comprobar que un contenido es creíble, identificar: cuál es la fuente, si tiene firma o no, si fue cubierto por otros medios alternativos, si las redes sociales lo marcan como contenido poco creíble o falso. Como el fenómeno que va a seguir creciendo, es importante que se conozcan y estar atentos a la hora de compartir contenidos.
¿Cómo se relaciona el concepto de la posverdad con este fenómeno y cuál es el camino para concientizar a las nuevas generaciones?
El concepto de posverdad está directamente relacionado a la desinformación. Significa el fin de los datos, de la información como prueba concreta, y que prevalezca la opinión personal. Es decir, algo que es color negro puede ser blanco porque mi opinión dice que es blanco. Se habla de posverdad porque la verdad ya no importa, lo que importa es la opinión y cómo se siente cada uno. Entonces, hay que tratar de explicarle a la gente de qué forma puede afectar no sólo tu vida sino al resto de la sociedad. Cuando uno elige creer en la información incorrecta y consume 20 o 30 noticias falsas por día, con datos equivocados para generar una respuesta emocional, termina por crear una realidad completamente alternativa a la que vivimos. Uno termina viviendo en un mundo alternativo que no existe. Sobre las nuevas generaciones, es un tema a tratar. La idea es que desde chico se tenga la capacidad de entender que hay mucha información falsa. Es por eso importante conocer cuáles son las herramientas que se pueden utilizar para defenderse de esa amenaza y, al mismo tiempo, tener conciencia de las consecuencias de no saberlo.
¿Cómo surge la idea de crear The Bubble, un diario en inglés en un país donde se habla español?
Había un público joven extranjero que vivía en Argentina o en el exterior pero que tenía interés en informarse sobre el país. Por ese entonces, era editor de la página web del Buenos Aires Herald, un diario en inglés con 140 años de historia que tenía un estilo muy formal. Entonces la idea fue crear un medio de comunicación que presentara la realidad argentina (política, economía y cultura-pop) pero desde un punto de vista más informal, orientado a lectores que querían enterarse sobre lo que pasaba en Argentina. Además, sumamos el humor o el sarcasmo para ayudar a comprender el contenido de una forma diferente, algo que en los millennials funciona muy bien. Crecimos muchísimo tras el lanzamiento en 2013. De hecho, The Bubble se convirtió en el medio en inglés más leído de Argentina. Pasamos a tener no solo lectores extranjeros, sino también locales que leen en inglés. Luego, cuando sumamos contenido audiovisual, especialmente videos, nos posicionarnos mucho mejor en redes sociales. Hoy por hoy seguimos generando ese material, fácil de comprender para gente que no tiene tiempo de ponerse al día con todas las noticias de política y economía, sino que necesita un resumen de lo más importante que pasó en la semana. Nosotros trabajamos con colaboradores, periodistas fijos y con estudiantes de periodismo en el exterior que quieren venir a hacer voluntariado por un semestre en Buenos Aires.
¿Cuándo decidiste crear The Essential y por qué otro medio digital?
The Essential es como la contraparte de The Bubble, es la cara seria. Como medio de comunicación no tiene nada que ver con The Bubble. Lo lanzamos en Washington DC en 2018 con otro equipo y es más similar en estilo y contenido a The Economist, Financial Time o Wall Street Journal. Cubrimos estrictamente política o economía de Argentina pero para un público más especializado, como el del gobierno de Estados Unidos, el departamento de Estado, embajadas, inversores u ONG’s; tanto en Norteamérica como en Europa especialmente en Reino Unido, Alemania, Francia e Italia.
¿Qué aspectos son importantes para emprender un proyecto?
Desde mi experiencia, con un proyecto del estilo de un medio de comunicación, en primer lugar: la persistencia. Es muy difícil llevar adelante un medio, especialmente hoy cuando la industria está atravesando una crisis global porque nadie sabe cómo monetizarla. Pero mi experiencia es que, si se tiene un buen producto, la persistencia es clave. Otra cosa importante es que, cuando se tiene un proyecto en el que se cree, habrá mucha gente te va a decir que es una locura, que no sirve. Hay que tener la capacidad para no dejarse influenciar por los demás. También, para comenzar un emprendimiento hay que trabajar duro, 24 horas al día, vivís para llevarlo adelante porque es tu proyecto, tu sueño, lo que querés crear. Si persistís, eventualmente podés llegar a conseguir lo que quieras.No es fácil, pero cuando llegás a cumplir el objetivo, el nivel de satisfacción es indescriptible.
"Hay que trabajar duro, 24 horas al día, para llevar adelante tu proyecto, tu sueño, lo que querés crear. Pero con persistencia, eventualmente podés llegar a conseguir lo que quieras".
¿Qué aportó la Universidad de Palermo a tu desarrollo profesional?Soy Licenciado en Humanidades y Ciencias Sociales por la UP desde el 2010. Como me daban por aprobadas las materias de Periodismo, la mayoría de las que cursé para la carrera fueron de internacionales. Si bien mi interés era especializarme, me faltaba comprender cómo funcionaba el sistema internacional. Las materias me ayudaron a entender a las organizaciones mundiales, la ley internacional, de qué forma se relacionan los países, las democracias y la historia de cómo llegamos a vivir en el sistema internacional en el que vivimos hoy. A raíz de eso pude aplicar los conocimientos que tengo hoy, especialmente respecto a algo tan importante como la desinformación, que puede redefinir de qué forma se relacionan los países.Realmente creo que es un problema muy grave al que tenemos que prestar más atención porque puede llegar a redefinir el mundo tal como lo conocemos.
"Las materias de la UP me ayudaron a entender el sistema internacional en el que vivimos hoy, y aplicar los conocimientos a algo tan importante como combatir la desinformación".
¿Qué consejos te gustaría compartir con los jóvenes periodistas?Hoy los periodistas no dependen de un medio para llegar al público, lo único que necesitan es una cuenta de Twitter, Instagram, TikTok. No importa en cuál, sólo deben preocuparse por crear su marca personal, utilizar las redes para posicionarse como el periodista que quieren ser y eventualmente acudir a un medio para publicar el tipo de contenido que suben. La dinámica cambió completamente, no se precisa el aval del medio para llegar a miles de personas, están las redes sociales. Lo importante es tomarse la carrera en serio, aplicar los estudios y conocimientos que aprendieron y generar contenido que los ayude a visibilizarse. Esto no implica que no puedan hacer carrera desde abajo, las dos formas siguen funcionando.
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