Nacho Girón: “Quiero consolidarme como una voz sensata dentro del periodismo político”
Hiperactivo, muy insistente y, según confiesa, “adicto al trabajo”, Nacho Girón es un exponente de las nuevas generaciones de periodistas políticos. Después de haber conducido el noticiero de medianoche de Telefe, ahora, tiene programas propios en CNN Radio y CNN en Español.
Aquí, algunas de sus principales definiciones durante una dinámica charla mantenida con el director de la Licenciatura en Periodismo de la UP, Pablo Mendelevich, y alumnos de la carrera.
—Mientras estás ante las cámaras demostrás mucha seguridad en vos mismo, ¿cómo lo lográs?
—Un poco tiene que ver con mi personalidad y otro poco con darte cuenta de que, en este medio, tenés que ser muy aguerrido. Aunque llega un momento en el que te olvidás de que te están viendo millones de personas, si nunca te temblaron las piernas, no sos humano. Suelo tener mis momentos de parálisis, de estar en shock. Entonces, me encierro en el baño y me doy confianza hablándome a mí mismo.
—¿Cómo fue el pase de Telefé a la CNN?
—Fue una transición más que un pase, porque, en realidad, empecé en CNN sin dejar Telefé. Estaba muy bien en Telefé, aunque al canal no le interesa tanto la política como a mí. Ya trabajaba en CNN Radio y durante la pandemia me pidieron hacer una suplencia en la tele. Creo que lo hice bien porque después me ofrecieron un programa propio.
—¿Cuál es la diferencia entre la CNN y los medios argentinos?
—Ellos (la CNN) tienen un apego muy fuerre al chequeo de la información. Acá estamos acostumbrados que un medio líder publica una noticia, gran parte del resto se suma sin chequearla. En CNN eso no va, es imposible. Según importancia del episodio, hay que verificarlo por dos o hasta tres fuentes. Eso te enseña que la primicia no es un bien en sí mismo, sino algo que se construye.
—¿Cómo es un día típico tuyo?
—Me levanto a eso de las seis de la mañana. Escribo algunas cosas, leo los diarios y hago algunos off the record con funcionarios y políticos. Después, de 10 a 13, conduzco el programa de radio y a las 14 empiezo las dos horas para CNN en Español. Los lunes, además, hago un panorama político en Urbana. Y toda la semana trato de tener dos o tres off the record con dirigentes y políticos, porque de ahí saco mucha información. Esto es muy importante. Hasta el propio Alberto Fernández, a veces, me saca de dudas con mensajitos de Whatsapp.
—¿De qué lado de la grieta estás?
—Me considero un moderado, al que le gusta hablar con todos los políticos que quieren hablar, que son el 95%. No esquivo ninguna pregunta, pero tampoco soy de pelearme, enfrascarme o impedir que el otro hable porque piensa distinto. Como periodistas no tenemos que sumarle más presión a la sociedad argentina.
—¿Para mantener tu moderación, te cuidás de hacer alguna pregunta?
—Para nada, al contrario. A veces bajé notas porque un vocero de un político o funcionario me exigía no hablar de un tema en particular. En todo caso, como entrevistado, podés no contestar, pero si me dicen que no pregunte sobre algo, me dan más ganas de saber sobre eso.
—¿Cómo influye el pase de periodistas con mucho rating, como Marcelo Longobardi, que cambió CNN Radio por Rivadavia?
—Creo que quedan pocos periodistas que tienen un “arrastre propio”. Y que, a medida que vas creciendo, un cambio es menos dramático. Esto es un mercado. Yo todavía tengo puesta la camiseta de Telefé, pero si mañana me llaman de Telenoche voy y me llevo mis propios valores. Creo que soy honesto intelectualmente: trato de decir lo que pienso con total sinceridad. Y con quienes más estoy en desacuerdo son con los que más hablo, o intento hablar.
—¿Alguna vez tuviste miedo de no poder, de no llegar?
—Hoy tengo miedo de no llegar a donde quiero. Parte de ganarle al miedo consiste en evitar el conformismo. Estoy donde soñaba hace diez años, pero quiero más. Quiero consolidarme como una voz sensata dentro del periodismo político. La extrema polarización va a cansar a la gente. “Creo que soy honesto intelectualmente: trato de decir lo que pienso con total sinceridad. Y con quienes más estoy en desacuerdo son con los que más hablo, o intento hablar”
—Publicaste una investigación sobre la feria de la Salada, ¿cómo fue esa experiencia?
—Me considero un periodista de actualidad social, porque me especialicé en conflictos sociales. La Salada es muy picante. Un día me encontré con un comisario. El tipo estaba muy nervioso y me metieron en una camioneta. Empezamos a dar vueltas cerca de Puente La Noria. Creí que me iban a matar. Por suerte, no pasó, nada: el tipo estaba muy nervioso. Nada más.
—¿Podés darnos algunos consejos para ser periodista?
—En términos muy prácticos, aconsejo formarse, porque hay poco espacio y poco dinero para mucha demanda. Hay que leer, hacer cursos, participar de charlas… Por otro lado, “hinchar” mucho, insistir hasta el cansancio. Ese es mi estilo, porque si estás convencido de algo, termina saliendo. Eso sí, tener cierta tolerancia al fracaso. En cada historia de éxito hay mucha frustración en el medio. En suma: la vas a pasar mal en el camino, pero vale la pena.
Minibio
Nacho Girón (Buenos Aires, 1985) estudió Comunicación Social en la Universidad Católica Argentina (UCA). Inició su carrera escribiendo sobre rock en el Suplemento Sí, de Clarín y después de ser productor de varios programas, a los 27 años ingresó a Telefé. En ese canal condujo el noticiero de la medianoche (STAFF de noticias). En 2020, comenzó con una suplencia en CNN. Ahora conduce La mañana de CNN Radio y de CNN Redacción y es columnista de Vuelta y media (FM Urbana). Autor de La Salada, radiografía de la feria más problemática de Latinoamérica (Planeta, 2017).
Aquí, algunas de sus principales definiciones durante una dinámica charla mantenida con el director de la Licenciatura en Periodismo de la UP, Pablo Mendelevich, y alumnos de la carrera.
—Mientras estás ante las cámaras demostrás mucha seguridad en vos mismo, ¿cómo lo lográs?
—Un poco tiene que ver con mi personalidad y otro poco con darte cuenta de que, en este medio, tenés que ser muy aguerrido. Aunque llega un momento en el que te olvidás de que te están viendo millones de personas, si nunca te temblaron las piernas, no sos humano. Suelo tener mis momentos de parálisis, de estar en shock. Entonces, me encierro en el baño y me doy confianza hablándome a mí mismo.
—¿Cómo fue el pase de Telefé a la CNN?
—Fue una transición más que un pase, porque, en realidad, empecé en CNN sin dejar Telefé. Estaba muy bien en Telefé, aunque al canal no le interesa tanto la política como a mí. Ya trabajaba en CNN Radio y durante la pandemia me pidieron hacer una suplencia en la tele. Creo que lo hice bien porque después me ofrecieron un programa propio.
—¿Cuál es la diferencia entre la CNN y los medios argentinos?
—Ellos (la CNN) tienen un apego muy fuerre al chequeo de la información. Acá estamos acostumbrados que un medio líder publica una noticia, gran parte del resto se suma sin chequearla. En CNN eso no va, es imposible. Según importancia del episodio, hay que verificarlo por dos o hasta tres fuentes. Eso te enseña que la primicia no es un bien en sí mismo, sino algo que se construye.
—¿Cómo es un día típico tuyo?
—Me levanto a eso de las seis de la mañana. Escribo algunas cosas, leo los diarios y hago algunos off the record con funcionarios y políticos. Después, de 10 a 13, conduzco el programa de radio y a las 14 empiezo las dos horas para CNN en Español. Los lunes, además, hago un panorama político en Urbana. Y toda la semana trato de tener dos o tres off the record con dirigentes y políticos, porque de ahí saco mucha información. Esto es muy importante. Hasta el propio Alberto Fernández, a veces, me saca de dudas con mensajitos de Whatsapp.
—¿De qué lado de la grieta estás?
—Me considero un moderado, al que le gusta hablar con todos los políticos que quieren hablar, que son el 95%. No esquivo ninguna pregunta, pero tampoco soy de pelearme, enfrascarme o impedir que el otro hable porque piensa distinto. Como periodistas no tenemos que sumarle más presión a la sociedad argentina.
—¿Para mantener tu moderación, te cuidás de hacer alguna pregunta?
—Para nada, al contrario. A veces bajé notas porque un vocero de un político o funcionario me exigía no hablar de un tema en particular. En todo caso, como entrevistado, podés no contestar, pero si me dicen que no pregunte sobre algo, me dan más ganas de saber sobre eso.
—¿Cómo influye el pase de periodistas con mucho rating, como Marcelo Longobardi, que cambió CNN Radio por Rivadavia?
—Creo que quedan pocos periodistas que tienen un “arrastre propio”. Y que, a medida que vas creciendo, un cambio es menos dramático. Esto es un mercado. Yo todavía tengo puesta la camiseta de Telefé, pero si mañana me llaman de Telenoche voy y me llevo mis propios valores. Creo que soy honesto intelectualmente: trato de decir lo que pienso con total sinceridad. Y con quienes más estoy en desacuerdo son con los que más hablo, o intento hablar.
—¿Alguna vez tuviste miedo de no poder, de no llegar?
—Hoy tengo miedo de no llegar a donde quiero. Parte de ganarle al miedo consiste en evitar el conformismo. Estoy donde soñaba hace diez años, pero quiero más. Quiero consolidarme como una voz sensata dentro del periodismo político. La extrema polarización va a cansar a la gente. “Creo que soy honesto intelectualmente: trato de decir lo que pienso con total sinceridad. Y con quienes más estoy en desacuerdo son con los que más hablo, o intento hablar”
—Publicaste una investigación sobre la feria de la Salada, ¿cómo fue esa experiencia?
—Me considero un periodista de actualidad social, porque me especialicé en conflictos sociales. La Salada es muy picante. Un día me encontré con un comisario. El tipo estaba muy nervioso y me metieron en una camioneta. Empezamos a dar vueltas cerca de Puente La Noria. Creí que me iban a matar. Por suerte, no pasó, nada: el tipo estaba muy nervioso. Nada más.
—¿Podés darnos algunos consejos para ser periodista?
—En términos muy prácticos, aconsejo formarse, porque hay poco espacio y poco dinero para mucha demanda. Hay que leer, hacer cursos, participar de charlas… Por otro lado, “hinchar” mucho, insistir hasta el cansancio. Ese es mi estilo, porque si estás convencido de algo, termina saliendo. Eso sí, tener cierta tolerancia al fracaso. En cada historia de éxito hay mucha frustración en el medio. En suma: la vas a pasar mal en el camino, pero vale la pena.
Minibio
Nacho Girón (Buenos Aires, 1985) estudió Comunicación Social en la Universidad Católica Argentina (UCA). Inició su carrera escribiendo sobre rock en el Suplemento Sí, de Clarín y después de ser productor de varios programas, a los 27 años ingresó a Telefé. En ese canal condujo el noticiero de la medianoche (STAFF de noticias). En 2020, comenzó con una suplencia en CNN. Ahora conduce La mañana de CNN Radio y de CNN Redacción y es columnista de Vuelta y media (FM Urbana). Autor de La Salada, radiografía de la feria más problemática de Latinoamérica (Planeta, 2017).