Newsletter de Contador Público

El contador en la era digital, un perfil profesional en constante transformación

  El contador en la era digital, un perfil profesional en constante transformación

La llegada de la era digital ha transformado la forma en que vivimos, nos relacionamos y trabajamos; y de la misma manera la forma en que las empresas gestionan sus operaciones. Uno de los aspectos más relevantes de esta nueva era es la conectividad global que trasciende las fronteras geográficas y culturales. La privacidad de los datos y la ciberseguridad han llevado además a un debate sobre la necesidad de equilibrar la conveniencia digital con la protección de la información.

En la actualidad, la profesión de contador es muy diferente a como lo fue años atrás, sin embargo, lejos de desaparecer; afortunadamente continúa evolucionando favorablemente ajustando y adaptando las competencias al nuevo papel que juega la tecnología en la era digital.

En términos generales es común vincular al contador exclusivamente con la registración contable y la liquidación de impuestos, no obstante, su verdadero rol va mucho más allá de esta aseveración. Es una forma de pensar y de encarar la solución de problemas de manera más efectiva, combinando gestión y control, siendo en general el custodio de la salud financiera e integridad de las empresas.

En los últimos años, la irrupción de la tecnología ha permitido a los contadores contar con distintas herramientas para desentenderse de las tareas repetitivas y/o rutinarias para concentrarse en la creación de valor; centrarse en tareas analíticas y estratégicas sin perder su objetivo central de cuantificar medir y analizar las operaciones de una organización de manera más eficiente.

Si bien el conocimiento contable es vital para el desarrollo de la profesión y sus raíces continúan intactas; en la actualidad el contador debe ser pensado más como un analista en lugar de un simple procesador de datos, desempeñando además un papel importante en la prevención de fraudes y la garantía de la seguridad de la información.

Haciendo un poco de historia, el origen de la contabilidad (estrechamente vinculada al desarrollo del comercio, la agricultura y la industria como actividades económicas) se remonta a la antigua civilización egipcia, estrechamente relacionada con los avances de la escritura. Ellos llevaban registros contables para mantener un control de los recursos y las transacciones comerciales, desempeñando un papel importante en la gestión de su economía y la organización de su sociedad.  Pero fue el italiano Luca Pacioli quien publicó en el siglo XV una obra que incluía un tratado sobre matemáticas, que sentó las bases de la contabilidad por “partida doble”. Su obra impresa fue el primer trabajo publicado conocido y difundido sobre este tema, y su contribución fue esencial para el desarrollo de las prácticas contables modernas.

En nuestro país, la carrera de Contador Público se remonta al siglo XIX, influenciada por modelos europeos y estadounidenses. A lo largo de los años la profesión contable fue evolucionando y adaptándose a los cambios en la economía y la sociedad. En el siglo XX, sólo para mencionar algunos hitos relevantes, se crea la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y se promulga la Ley Nacional de Ejercicio de la Profesión de Contador Público, estableciendo los requisitos y regulaciones para la práctica de la profesión contable.

Hay una frase célebre de Sócrates que sigue manteniendo relevancia con el paso del tiempo: “El secreto del cambio es enfocar toda tu energía no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo”. La pregunta es ¿estamos dispuestos a cambiar? Porque si no lo hacemos, alguien lo hará por nosotros y ocupará nuestro lugar. Debemos mirar hacia adelante, establecer metas y trabajar para alcanzarlas.

La revolución tecnológica sin límites de las últimas décadas ha tenido un gran impacto en prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas, y la profesión de contador claramente no ha sido una excepción. Pero todo proceso de innovación requiere de gente dispuesta a romper reglas y asumir mayores riesgos aportando el ojo crítico y especializado a funciones que están cada día más automatizadas, desarrollando soluciones a problemas complejos.
 
El contador deberá continuar enfocándose en el análisis profundo de los datos para darle un mayor valor agregado a su trabajo, como así también en el asesoramiento estratégico con propuestas disruptivas que sin duda están en la esencia misma de la profesión.

En la actualidad, si bien debemos aprovechar al máximo el potencial que nos ofrece por ejemplo la inteligencia artificial, resulta fundamental enfrentar también los desafíos que esta herramienta nos presenta con responsabilidad y conducta ética. La misma podrá complementar las habilidades y/o pericia del contador, pero no podrá reemplazar su juicio profesional en la resolución de los distintos temas de su incumbencia. Su rol resulta insustituible por ejemplo cuando se trata de comprender y utilizar la información financiera de manera más efectiva.
 
El camino parece estar muy claro, estamos en una etapa de constantes cambios y la profesión contable debe centrarse en el futuro; reinventando día a día el perfil del contador. Deberá combinar las aptitudes contables tradicionales con nuevos conocimientos tecnológicos para continuar siendo un “asesor confiable” con pensamiento crítico y proactivo, orientado a la creación de valor. Indudablemente estas capacidades son primordiales en un entorno empresarial en constante cambio y en una profesión en permanente evolución.