Agustín Salinas, estudiante de la Licenciatura en Dirección Teatral, recuerda cómo fue aquella primera vez que vino desde Jujuy a Buenos Aires y qué aspectos le llamaron más la atención.
“La primera vez que vine a Buenos Aires tenía 16 años. Vine con un amigo, porque su mamá me invitó. Ella sabía que yo no conocía y me moría por ir. Típico sueño provinciano. De mi casa, nadie conocía Buenos Aires en ese momento. Soy de San Salvador de Jujuy que, en comparación con Buenos Aires, es un pueblito. Allá todo es completamente distinto. Lo primero que me llamó la atención de cuando vine la primera vez fue cómo se viste la gente. Todo el mundo se viste como quiere y nadie se mira. Eso es una locura porque, generalmente, cuando vivís en un pueblo, la gente se mira y todos ven qué traes puesto. Todos se visten muy sobrio por eso. Pero acá no y eso es una locura para mí. También me llamó mucho la atención cómo comen pizza de parados. Eso nunca lo había visto en mi vida. Me pareció super extraño. Ahora que estoy instalado hace tres años acá, mi mamá vino un par de veces a visitarme pero se muere de miedo. Recién ahora se le está pasando. En las noticias, Buenos Aires es tan grande y se ven tantos crímenes que la gente de pueblo piensa que es la cosa más peligrosa que hay en el mundo hasta que la conoce”.
Publicada: Viernes 19 de Mayo de 2017