Nicolás Cabrera (Fac. Diseño y Comunicación) recuerda con mucho amor y cariño a su mamá. A continuación nos muestra una pequeña carta que decidió dedicarle a ella en el 2012.
"Mi vieja vivió ajena al mundo, ajena a todo lo que no fuera su hogar, los suyos. Jamás se vio interesada en lo que sucediera al otro lado de la frontera familiar. Sólo cuando fue preciso introducirse en esa maraña que es la sociedad, para luego volver a encerrarse en su familia...
Y falleció como vivió, sin hacer ruido, sin molestar, sin estridencias, sin llamar la atención más allá de su círculo familiar y de sus conocidos. Al margen de sentimentalismos puedo afirmar con orgullo, que mi vieja ha cumplido. Ha cumplido como hija, ha cumplido como esposa y ha cumplido como madre. Fui causa de sus ilusiones y sus miedos, de sus alegrías y sus tristezas, muchas vivencias que nunca pude ni podré recordar porque se pierden en ese tiempo sin memoria que es la infancia.
En estas fechas nos queda valorar y agradecer lo que, como madre, me brindó siempre a mi y a mis hermanas, sin esperar compensación. Recordar, elevar el corazón, sentir su contacto, oír eco de su voz y revivir sus consejos...
Con ella murió una parte importante de mí mismo. Pero, aunque sea un hombre y me tratara como a un nene, siempre que la necesitaba estaba ahí, al alcance de mi mano. Y así va a seguir siempre."