Para su segunda entrega, Patricia Charo (Fac. Diseño y Comunicación) decidió remontarse al año 2500 antes de Cristo y repasar un poco de la historia y evolución del tejido hasta la actualidad.
Desde tiempos muy lejanos, el ser humano se cubre su cuerpo para protegerlo y dar identidad en su entorno.
Elaborar una prenda a partir de utilizar unas varitas con puntas afiladas es una actividad manual. Y para ello hacer una malla que se enlaza consigo misma, lo que hoy llamamos tejido de punto, tiene un comienzo algo impreciso y con poco material de análisis.
Algo de información para compartir:
En las tumbas del Alto Egipto se encontraron un chal y un bonete de malla con una antigüedad asignada de 2.500 años antes de Cristo.
Los orígenes se remontan a los antiguos pueblos de pescadores que anudaban gruesos hilos para formar las redes. La operación consistía en formar una red entrelazando hilos mediante agujas manuales en una serie de ataduras unidas entre sí. El tejido utilizando agujas fue llevado a Europa por los pueblos árabes en el siglo V y más tarde, en los siglos XIV y XV, se desarrolló fuertemente en Inglaterra y Escocia. Y fueron los escoceses los que se atribuyen la introducción del tejido de mallas en Francia.
En 1589 el clérigo inglés William Lee inventó una máquina para tejer medias, revolucionando la actividad que hasta entonces era manual.
Aunque la reina Isabel I de Inglaterra le negó una patente a William Lee para su invento, ya que consideraba que era una amenaza para los tejedores, la máquina se utilizó en otros países europeos y constituyó la base para futuras mejoras.
En 1757, un hilandero de algodón británico llamado Jedediah Strutt, inventó un aditamento para el bastidor de medias que permitía confeccionar tejidos acanalados.
Alrededor de 1800 el ingeniero británico Marc I. Brunel inventó un bastidor circular al que denominó "tricoteur", el cual hoy lleva el nombre de Tricot.
El tejido de hilos más gruesos se hizo posible cuando Matthew Townsend incorporó una aguja dotada en uno de sus extremos de un gancho con un cierre. Este invento, fundamental en el desarrollo de las máquinas de tejido de punto circular, fue patentado 1858.
En 1864, William Cotton introdujo una mejora en las máquinas mecánicas. Las denominó “sistema de Cotton”. La máquina mejorada podía dar forma a los talones y punteras de medias y calcetines y sentó las bases para las modernas máquinas de confección completa.
Las tejedoras automáticas se introdujeron por primera vez en 1889.
A mediados del siglo XIX vieron los comienzos del tejido de punto como un hobby. Se comenzaron a producir patrones impresos, dirigidos principalmente a mujeres de clase media. Los hilos comenzaron a producirse específicamente para el mercado local. En lugar de tejer siendo una industria artesanal, o una necesidad comercial, podría ser un pasatiempo placentero y útil y se ha comercializado de esta manera desde entonces.
En la actualidad, tejer una prenda es proyectar un diseño y elaborarlo con mucha pasión para quien lo luzca.