¡Manos a la Obra!

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Llegó el momento de conversar sobre una de las etapas más importantes en una obra teatral, el ensayo. Conocé todos los detalles de la mano de Nicolás Sorrivas (Fac. Diseño y Comunicación).

¡Hola! Mi nombre es Nicolás Sorrivas y vengo a hablarles de teatro. Hoy hablaremos de los ensayos. En el ámbito teatral se llama ensayo a la fase preparatoria de una representación, un concierto o bien una ópera, que precede las representaciones con público. En la fase de ensayos se van ajustando los aspectos técnicos y artísticos del espectáculo hasta su perfecta combinación y sincronización. Los ensayos culminan cuando el espectáculo ya puede ser mostrado al público, el día (o la noche) del estreno.

Ahora, la pregunta es ¿por cuánto tiempo puede extenderse un ensayo? Aquí, no hay una única respuesta. Tanto tiempo como lo considere el nivel de detalle, u obsesión, del director o la directora. A veces, espectáculos de Broadway en Buenos Aires se montan en menos de un mes. A veces, obras del under agotan los trescientos sesenta y cinco días del año ensayando eternamente un libro que quizás nunca vea la luz. Si hay una producción detrás del espectáculo, es decir, los actores cobran un cachet por los ensayos, es probable que se les demande un horario más ajustado a las necesidades de la obra (una fecha de estreno próxima, por ejemplo). En cambio, si es un trabajo en cooperativa, donde un grupo de actores se une para montar un texto propio o ajeno, ensayando en sus horarios libres y esperando cobrar a futuro un porcentaje del bordereaux (la recaudación de las funciones), es inevitable que el proceso se extienda hasta el infinito. El famoso eterno ensayo: el enemigo número uno del teatro independiente. El enemigo al que hay que combatir.

¿Las razones? La principal es que la obra de teatro se termina de montar cuando es vista. La completan los espectadores. Y la respuesta de los espectadores es vital para entender si se obtuvieron buenos (o no tan buenos) resultados. Lo cierto es que, el tiempo por el que se extiende el ensayo de una obra no garantiza que el público responda felizmente. Quizás, como se hace en Broadway en Nueva York o en el West End en Londres, los directores y las directoras argentinas deberíamos hacer previews de nuestras obras, donde analicemos el comportamiento de los espectadores y luego podamos volver a los ensayos con esa respuesta. Como les dije, todo depente del nivel de detalle, de la obsesión y, agrego, del egocentrismo del director o de la directora que, muchas veces, cree que su palabra es la única valedera para llevar adelante un espectáculo. Personalmente, me gusta rodearme de colegas en los ensayos generales (últimos ensayos antes del estreno) de mis obras. En “No te mates en mi casa”, por ejemplo, invité a dos directores amigos que, con total honestidad me hicieron observaciones sobre la puesta que corregimos para el estreno e hicieron crecer el espectáculo. En el tiempo de ensayos es necesario escuchar. A los actores, a los técnicos y a los colegas que se acercan con observaciones. Está claro. La última respuesta es la del director de la obra. Pero si ese director sabe escuchar, les puedo asegurar que el resultado final va a ser mucho más logrado.

¡Los dejo! Tengo que partir para el ensayo de mi próximo espectáculo. La semana que viene es la última entrega de mi #Seudoblog y, claro, les voy a hablar del estreno. ¡Nos vemos! O nos leemos. En fin. Hasta el próximo ensayo.