La compañia ideal

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La decisión:
A mi ex novia se le ocurrió que tuviéramos una mascota y, como a mí me gustan los animales, le dije que sí. Un día me pasó a buscar por el trabajo, vimos que daban gatos en adopción en una veterinaria y a los días fuimos a buscarlo. Se llama Teo y sabemos hasta cuándo es el cumpleaños. Lo vimos, era una cosita chiquitita divina, y nos lo llevamos. Ella lo odiaba un poco y cuando nos separamos me lo llevé conmigo.

Una linda compañía:
Un gato, aunque no es como un perro que te mueve la cola porque está contento, es lindo. Viene a la cama, en invierno te da calor, no es muy hincha. Le das de comer, le cambias las piedritas, le haces un par de mimos y listo. Cuando era más chico tuve un perro en la casa de mi abuela. Siempre me gustaron mucho los animales. Suelo mirar los canales tipo Discovery Channel y Animal Planet porque me gusta aprender.

Un susto (o varios):
Era chiquito. Como no estaba castrado todavía, no sé si porque había alguna gata en celo o qué se tiró del primer piso. Esa vez, lo encontré acostado todo apachurrado y cuando me vio, vino corriendo. Otra vez me pasó que se tiró y no lo podía encontrar por ningún lado. Estaba desesperado. Salí a buscarlo y terminé encontrándolo como a tres cuadras de casa debajo de un auto. De casualidad agarré para el lado que él estaba. Después de eso, fue como “¡nunca más me hagas esto!”