"Varias veces me ha pasado que entraron perros a la cancha durante un encuentro. Recuerdo una vez que ingresó uno al estadio y el primero en ir a buscarlo fue el arquero. Claramente no pudo, por lo que terminaron sumándose otros jugadores. Como no podían y empezaron a pasar el ridículo frenaron para intentar calmar al perro -ya que en un ambiente tan grande y sumado a los gritos de la gente estaba muy exaltado- y pudieron agarrarlo entre tres. Lo más gracioso del momento fue que se escuchaba el "OOOLE, OOOOLE" de fondo y los jugadores ya no sabían dónde meterse".