En TRANS, un proyecto de membranas de látex y tejidos reticulares, Camilo Quintero deshace todas las reglas sobre la percepción del cuerpo y la humanidad trans, en tanto práctica artistica y teoría queer. "Fundamentalmente interpela mi experiencia de inconformismo con el género y mi decisión de transicionar, lo cual incitó a distintas búsquedas sobre ¿qué es lo trans?, se pregunta el diseñador. "Durante el proceso, dificultades discursivas se fueron alternando. La situación es que cuando no se conocen términos que enuncien una experiencia no se puede hacer una identificación. Las denominaciones usuales trataban en todo caso de atravesar el género de un lado del binario hacia el opuesto; pero tal esquema es bastante reductivo y no repondía a preguntas esenciales como ¿qué es ser una mujer o un hombre? En todo caso, se trata de una esfera de la vida intervenida discursivamente por saberes-poderes de las instituciones del mundo moderno." TRANS atraviesa los límites intuitivamente asociados al cuerpo (la materialidad) y su humanidad. A través de indumentos, esculturas vestimentarias que se acoplan al cuerpo, se explora la hipermodulación y "la desviación perimetral", según define. La negación de la prenda como un objeto pasivo de acuerdo a la singularidad de su usuario.
Acerca de las máscaras, en un cruce entre el uso quirúrgico y el horror gótico, -en el modo del dúo Jesse Kanda/ Arca y las performances de Orlan de Paris-, Camilo Quintero argumenta acerca de su condición de velo. "Proviene de la representación teatral de la persona, alineada a mi discurso que apela a la autogestión del cambio, la performatividad de la imagen, el (re) hacerse y (des)hacerse como singularidad. Pero con una construcción estética que apela a lo abyecto. Por tanto se interpela la idea de la belleza, desde su subversión y más cuando se trata de los parámetros en que se juzga al colectivo trans en esa repulsiva idea del "pasar//passing". Quintero apela a una práctica de orígenes marginales, por medio de un lenguaje exacerbado y deforme que lleva al borde. "Es precisamente este el motivo de la implementación del latéx"-dice acerca de su técnica-, un material que adquiere el valor simbólico de una piel, una dermis artificial que carga con la marca de la cultura, la cicatriz del lenguaje, la historia de los cuerpos."
Entre apelaciones a lxs anormales de Foucault y lxs cyborgs de Haraway, Camilo Quintero admira "aquellas mentes creativas que conversan con las formas de la naturaleza, la ciencia y tecnología, la vida y la muerte, las declaraciones socio-políticas, las dimensiones de lo material y el espectro de la sexualidad." Para el diseñador, "fue trascendental el paso por la cátedra del docente Gustavo Lento, #lentomodeon, en la construcción de una mirada crítica e ideológica sobre el mundo de la moda." Le permitió a Camilo Quintero asumir una consciencia sobre el universo simbólico en el que se instauran las creaciones de indumentaria como portadores del último sentido. Y cita a Kant: "lo bello es lo que nos gusta sin interés."
Camilo Quintero