Dos veces realizada en Argentina, para la obra The Rocky Horror Show (Jim Sharman, 1973) el principal desafío de la compañía que compone Andrés Saud, Estanislao Otero, Laura Eslava y Gina Solorzano Adame consistia en dotar de nuevos bríos a la obra clásica. Con fuerza innovadora, cada espacio de la obra fue ideado al detalle. Un trabajo minucioso en equipo, compartido entre escenografía, vestuario, iluminación y dirección. "En lo que respecta a la dirección" -agrega Andrés Saud- "cada personaje tenía cualidades propias del mismo que venían con la obra y decidimos potenciar esas cualidades para darle vertiginosidad y aggiornar la obra a un mundo donde todo es veloz e inmediato."

El aporte disruptivo respecto a la obra le permitió al espectador vivir una experiencia y no una función más. Experiencia inmersiva que recuerda a Punchdrunk, compañía británica que ideó el espectáculo shakespereano Sleep No More. "Al ser envolvente desde la puesta, y con un público participativo, el espectador se encontraba inmerso en un mundo único donde era libre de ser quien quiera ser y decir quien quiera decir. Esto transformó al espectador en un personaje más y asimismo le otorgó una experiencia única que los hacía volver una y otra vez."

Para ellos las nuevas tecnologías fueron esenciales, porque les permitió "abrazar al público y llevarlo a nuestro mundo. El uso de las pasarelas rebatibles del teatro Maipo permitían que nuestros espectadores se encuentren dentro del espectáculo de forma repentina, sorpresiva, haciéndolos parte de un todo." El equipo que conforman Andrés, Estanislao, Laura y Gina proyecta seguir creando obras para el público local. Espectáculos que se conviertan en experiencias únicas, donde el espectador viva el teatro a través de todos sus sentidos, como lo hicieron con The Rocky Horror Show a puro aplauso y sala llena, y con la innovación en los recursos de montaje como su principal atributo.

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