Transportabilidad, modularidad y soluciones para el cliente representan los nodos conceptuales del proyecto del diseñador Ignacio Ilner orientado al packaging para farmacias. Como si el influjo de sus admirados Nendo y los daneses Normann Copenhague confluyeran en el dictado de sus ideas y diseño. Según confiesa Ilner "suelo diseñar desde la semántica, tomar distintos elementos como inspiración, más o menos relacionados con el objeto a diseñar, pero en este caso particular cambié de estrategia, había una necesidad y un objetivo puntual por parte del cliente, lo que llevó a desplazar el enfoque." Un desplazamiento que consistió en prescindir del cliché estético para hacer foco 100% en la funcionalidad, porque "en un producto de la salud hay que priorizar su funcionamiento, no que se vea lindo." Forma, función y economía para perdurar, antes que imperativos estéticos.
El diseñador tomó como referencia la caja de cartón convencional para el transporte de medicamentos. En un proceso de empeño, mejora y observación de la modularidad, detectó una serie de espacios residuales en su estibaje que ocupaban el mismo volumen que una caja. "Allí nace la búsqueda de la modularidad, una forma de contener los medicamentos según su tipo y cantidad. Para alcanzar el resultado, comencé desarrollando varias maquetas escaladas hasta resolver la forma buscada en una sola tira de cartón." ¿Y en cuanto a la gráfica e identidad general, asumiendo que son medicamentos? "Para el desarrollo de la gráfica tomé en consideración otros kits de salud, buscando un patrón que se repita en común y comprendiendo qué es lo que funcionaba. Llegué a la conclusión que lo importante es entender, con lo mínimo, qué es lo que se transporta, a qué rubro pertenece y el cuidado que se debe tener hacia el producto, obteniendo como resolución final la aplicación de una iconografía vinculada al ámbito de la salud."
Con la premura de su inexperiencia, Ignacio Ilner cree que "aún hay una brecha entre la aplicación de nuevas tecnologías y el diseño industrial. A diario es común ver el surgimiento de nuevos materiales o procesos productivos que parecen, y son, muy innovadores, pero cuya practicidad a escala industrial no es eficiente." Toma como ejemplo la impresión 3D, un proceso que crece día a día y permite formas anteriormente no viables. Pero sin embargo "a pesar de los grandes beneficios, la cantidad de piezas impresas obtenidas en un determinado período de tiempo, es menor al de, por ejemplo, el proceso de inyección de plásticos." Según su cálculo, el diseñador debe saber cuándo es conveniente innovar desde la materialidad frente a la cantidad a producir en relación costo-beneficio. No en vano rescata del oráculo Nendo y Normann la optimización de la forma, la función y en especial la producción de objetos, frente a las demandas urgentes de la salud.
Ignacio Ilner es Diseñador Industrial. En 2017 participó de Innovation Lab (IBM - UP) en el Curso de Decoración de Interiores (Instituto Superior de Diseño).