El equipo de Luján Araujo, Julieta Rabinovich y Jorge Armendáriz crearon el proyecto Sendero Libre de Acoso, cuya participación en el Innovation Lab que la Universidad de Palermo organiza junto a IBM de Argentina, les permitió visibilizar una problemática de dimensiones en los tiempos que corren. Aportes para un proyecto de perfil innovador.

"El concepto general del Sendero Libre de Acoso es desnaturalizar el acoso callejero a través de tres objetivos: exponer al acosador de una manera disruptiva, brindar contención a la víctima y favorecer o facilitar las denuncias del delito. Paralelamente, a través de los datos recogidos, un objetivo a largo plazo es ayudar a diseñar políticas públicas que busquen combatir el acoso callejero, sea a través de campañas o de programas de prevención o de capacitación a la ciudadanía en general" Con puntos de una precisión inobjetable, el equipo de Luján Araujo, Julieta Rabinovich y Jorge Armendáriz crearon el proyecto Sendero Libre de Acoso, con el objetivo de explorar soluciones innovadoras que visibilicen y den respuesta al acoso callejero, en este caso orientado a las calles del corredor Mario Bravo, donde se encuentra la Universidad de Palermo. "El tema del acoso callejero no es algo que nunca se haya intentado visibilizar, todo lo contrario. Pero sí fue novedoso desnaturalizarlo de una manera innovadora, con uso de ultima tecnología y con el apoyo del Gobierno de Ciudad de Buenos Aires, que es un gran respaldo institucional", aclara Luján en nombre del grupo.

En un comienzo, el equipo sólo tenía como marco proyectar algo vinculado al entorno universitario. A través de las técnicas de UX research realizaron relevamientos, entrevistas y como resultado encontraron que el tema del acoso callejero aparecía en la totalidad de las respuestas de las mujeres entrevistadas. Entre las fuentes, se valieron de entrevistas presenciales, encuestas via web y telefónicas a estudiantes, trabajadores, comerciantes y vecinos del corredor Universitario Mario Bravo. Allí comenzaron a indagar en experiencias realizadas en la ciudad, en el país y en el mundo y fueron dándole forma al proyecto. Motivaciones que funcionaron como combustible, según la diseñadora, para poner la cabeza en marcha. "Soy mujer, no necesito intentar ser empática con una situación de acoso callejero. Desgraciadamente convivo con esa incomodidad desde mi temprana adolescencia."

Volviendo al entorno de la innovación tecnológica, para el equipo "todo se relaciona con las nuevas tecnologías, sólo hay que encontrar el punto de contacto. Acá utilizamos la tecnología para generar el efecto sorpresa y visibilizar el acoso en el momento y en el lugar que sucede, y dejar el registro para ser utilizado por el Open Data para poder perfección y diseñar con mayor precisión políticas públicas que busquen prevenir el delito." En la estructura de solución que plantean, donde surgen datos estadísticos vinculados a la impotencia, la angustia y el miedo, el think tank propuso un sistema integral físico-digital integrado por tecnología mobile y web, entre otros adelantos como baldosas led reactivas, monitoreo de cámaras y alarmas urbanas. Las principales funciones de la aplicación, en tanto, permite activar alarmas, registrar casos de acoso y acceder a líneas de ayuda.

Y frente a tal desarrollo y motivación, ¿cuales son los planes del equipo a futuro respecto del proyecto? "Tuvimos la oportunidad de presentarle el proyecto al equipo de Antropología Urbana del Gobierno de la Ciudad e Buenos Aires y esperamos verlo plasmado en el entorno universitario. De todas maneras, queremos presentarlo en cuánta convocatoria sea posible para que se concrete al menos en algún lado." Según ambicionan "es un proyecto con gran impacto social, por lo que el ente ejecutor ideal debería ser algún organismo gubernamental (municipal, provincial o nacional). De todas maneras, si surge la oportunidad de hacer algo con alguna ONG o con algún organismo privado, ¡no nos vamos a negar!"

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