Desde Países Bajos, Florencia Abinzano, egresada UP, presentó los avances en Biofabricación 3D
La Ingeniera Industrial UP expuso las tecnologías, avances y desafíos.
La impresión 3D ha revolucionado la industria, abriendo la puerta a un mundo completamente nuevo de posibilidades. Pero, ¿Se puede utilizar esta técnica para imprimir órganos humanos que realmente funcionen? Florencia Abinzano, Ingeniera Industrial UP, Master en Ingeniería Biomédica de la Delft University of Technology (Países Bajos), y candidata doctoral en el laboratorio del Profesor Jos Malda; describió los avances actuales en materia de Biofabricación, buscando dar respuesta al interrogante en una innovadora conferencia organizada por la Facultad de Ingeniería UP.
Con la moderación de Oscar Waisgold, Director del Departamento de Industrias y Servicios UP, la exposición de Florencia repasó las tecnologías más comunes utilizadas actualmente para la investigación y fabricación de implantes; aquellas que aún se encuentran en desarrollo; así como los desafíos pendientes para lograr la impresión de tejidos humanos y, en un futuro, finalmente la creación de órganos.
“La impresión 3D es un recurso muy utilizado en la industria para hacer prototipos y generar implantes personalizados que ya se están aplicando en pacientes, sin embargo, esto no es biofabricación. La biofabricación consiste en un proceso automatizado que incluye necesariamente un componente de células”, explicó Abinzano ante una nutrida audiencia.
“Aún quedan muchísimos ajustes y avances que necesitamos lograr en cuanto a precisión, tamaño, conservación de las células… Hay diversos obstáculos por la complejidad de la producción y los costos que implica. Faltan años de desarrollo tecnológico, a lo que debemos sumar las limitaciones éticas que conlleva la cuestión”, advirtió.
Actualmente, la investigadora y científica orientada al campo de la medicina trabaja junto al Dr. Riccardo Levato en la creación de un implante integrado de hueso y cartílago, combinando técnicas avanzadas de impresión 3D, biomateriales especializados y células progenitoras. Su trabajo ha sido publicado en destacadas revistas científicas y presentado en importantes conferencias internacionales, como ESB 2018 en Maastricht, Países Bajos, y TERMIS 2018 en Kioto, Japón, entre otras.
“El cartílago articular reduce la fricción entre los huesos. Fue seleccionado para la investigación porque no tiene sistema circulatorio ni nervios. Sin embargo, es complejo: tiene muy pocas células, distintas proteínas y zonas. Después de 20 años aún no tenemos éxito en imprimirlo”, puntualizó Abinzano, quien agregó que existen pocos tratamientos posibles para el deterioro del cartílago articular, algo que resulta común en la población, sobre todo en deportistas.
“Tratamos de combinar las tecnologías existentes, y unificar años de trabajo, para generar un producto con la funcionalidad necesaria que ayude a curar el problema. Los últimos desarrollos en los que trabajé consisten en fomentar el crecimiento de células progenitoras para que reaccionen del modo que necesitamos, con un resultado bastante positivo”, adelantó Florencia sobre la investigación en curso. “La conclusión es que todavía falta mucho para biofabricar cartílago articular, y aún más para imprimir órganos complejos que funcionen, como un corazón. Pero sí podemos imprimir prototipos para estudiarlos, y hay muchos avances para lograr a futuro”.
Precisamente teniendo en cuenta el camino que resta por recorrer, la Ingeniera Industrial egresada de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Palermo, resaltó el gran aporte que pueden hacer los ingenieros en el proceso: “Necesitamos profesionales de todas las ramas para integrar los equipos de investigación. Una recomendación que les hago si les interesa la Ingeniería Biomédica, es que estudien inglés, ya que los últimos avances en el campo se hacen en este idioma”.
“Queda mucho espacio para la medicina regenerativa y la biofabricación para tratar de ofrecer soluciones superadoras”, concluyó Abinzano, al tiempo que agradeció a la Universidad de Palermo por la invitación y por sus años de formación académica, los cuales recordó con la siguiente afirmación: “Fue una gran experiencia la que tuve durante mis años de estudio en la Universidad de Palermo. Tuve la posibilidad de hacer un intercambio en la Universidad de San Diego, uno de los tantos beneficios de estudiar en una universidad tan internacional como la UP”.