Centro de Investigación en Psicología
A partir de los años 90 una obsesión recorre los pasillos de cualquier facultad
Argentina en el mbito de la Psicología: la realización de investigaciones
empíricas.
Por el Dr. Alejandro Castro Solano.
La
evaluación psicológica.
A partir de los años 90 una
obsesión recorre los pasillos de cualquier facultad Argentina en el ámbito de la
Psicología: la realización de investigaciones empíricas. Muchos colegas se
acercan y me comentan: "Yo me dediqué varios años a la clínica, pero ahora tengo
que investigar, me podés asesorar"; "A mi la metodología nunca me interesó ya que
en el consultorio no la usé nunca, pero tengo que presentar un Proyecto a la Agencia
Científica Nacional y me piden un plan de investigaciones, sabés como se hace?"; "A mi
investigar en realidad no me interesa, pero necesito publicar para tener estabilidad laboral en la
Universidad". Estos son todos malos ejemplos que como psicólogos no debemos imitar.
La
actividad académica, que básicamente tiene como pilar la investigación
además de la docencia, no debe resultar un hobby y una tarea menor al lado de la prestigiosa
Psicología clínica. En otros centros internacionales el psicólogo que dicta
clases en la universidad es un especialista en su campo. Esto quiere decir que lee continuamente los
avances científicos de su especialidad, está acostumbrado a la lectura de journals
internacionales y produce conocimiento que integra precisamente las páginas de esas
prestigiosas revistas.
Docencia e investigación estn íntimamente relacionadas y
es precisamente lo que diferencia una academia de cualquier oficio de una Universidad. Las dos
enseñan saberes prácticos, pero en la segunda además se produce y esta
producción sigue cánones internacionales. No pretendo desmerecer la actividad
profesional privada, que me parece muy valiosa. Lo que realmente quiero enfatizar es que la
formación de un docente investigador es una tarea de varios años, durante los cuales
aquel que se inicia debe estar acostumbrado a soportar fuertes frustraciones. En primer lugar tiene
que saber escribir bien, leer inglés, dominar temas de metodología, estadística,
estar habituado a leer journals de su especialidad, presentar avances de su trabajo en jornadas,
simposios y otros eventos científicos.
El joven investigador para incluirse en el campo
académico debe dejar de lado algunas motivaciones personales e insertarse en un plan de
investigaciones de un profesor con más experiencia. En nuestra práctica diaria muchos
estudiantes de grado y de posgrado se acercan con temas de investigación que están
más en relación con una problemática personal irresuelta que con una verdadera
contribución al campo científico. En muchos casos más que asesoramiento
metodológico, estos jóvenes (y no tan jóvenes) buscan resolver su proyecto de
vida a través del desarrollo de una tesis o un proyecto de investigación.
Otros
estudiantes y graduados, en cambio están dispuestos a hacer el esfuerzo y comprenden la
importancia de esta labor, sin desmerecerla. Abrigo mis esperanzas en que esta nueva generación
de psicólogos formados en planes de estudio actualizados e internacionales sean los
continuadores del espacio que con tanto tesón intentamos desarrollar.
Una encuesta realizada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo y publicada
por el diario Clarín, reveló que el 15,5 % de los porteños consume
psicofármacos. A simple vista no parece un índice preocupante, pero una
comparación con otras ciudades del mundo -sin ir más lejos, San Pablo (10%)- denotan que
es alto y que, además, estaría en aumento.
Por el Dr. Eduardo
Leiderman
"Sin dudas es un porcentaje elevado y tiene varias explicaciones. Es
posible que los porteños, por la propia influencia sociocultural, recurran rápidamente a
ellos ante un síntoma de trastorno mental o signo de angustia. A su vez, dada la aceptabilidad
social que tiene ese consumo, no les da vergüenza reconocerlo, como fue nuestro caso al
preguntárselo a 1.777 transeúntes de la Ciudad de Buenos Aires", comentó Eduardo
Leiderman, psiquiatra que condujo el estudio.
La comparación con otros países es
inevitable para saber en qué marco, según una proyección estimativa, una de cada
seis personas en la ciudad consumen ese tipo de fármacos. Así se ve que en Canadá
no supera el 7% y que en Francia llega al 9,1% o que los Estados Unidos sobrepasa apenas el 5%. Otros
datos del estudio permiten observar más indicadores llamativos:
- El 84,3% de quienes
los consumen, toma tranquilizantes.
- El 80% sólo toma un psicofrmaco, el 19%, 2 y el 1%
tres o ms por día.
- El 78% dijo que recurría a ellos porque les resultaba
indispensable para sentirse bien.
- Las mujeres los consumieron o consumen ms que los hombres:
32,4% contra un 25,7%.
- Aquellos que tienen formación universitaria o terciaria tienden a
tomarlos ms.
- El 41,8% reconoció que los usa para poder dormir; el 33,6 para disminuir su
ansiedad y el 17,5 para tratar su depresión. El resto por estos motivos: tratamiento de
trastorno bipolar, trastorno de déficit de atención, trastorno obsesivo-compulsivo y
asociados o "diversión", entre otros.
- Al 69,4% se los prescribió un médico.
Al 30,6 restante, un profesional no médico, un farmacéutico, un familiar o un conocido.
Se automedica.
- Los médicos que los recomendaron eran psiquiatras (50%), clínicos
(36%), neurólogos (5,3%) y cardiólogos, 2,8%.
-El 59 por ciento dijo que no
podía dejar de tomarlos.
Con este panorama, las explicaciones para entender el
fenómeno apuntan en direcciones distintas.
"Cualquier persona que realice un
análisis o una encuesta en un centro de atención ambulatoria en nuestro país
podrá identificar personas que utilizan ansiolíticos en forma crónica y que van
pidiendo una y otra vez las recetas y que los puede llegar a usar por más de 15 años
para solucionar conflictos de la vida o para patear sus problemas para adelante", comenta Mabel
Valsecia, profesora de Farmacología y quien preside actualmente el Grupo Argentino para el Uso
Racional de Medicamentos (Gapurmed), una ONG que desde hace 15 años estudia el tema.
Claro que no siempre que uno esté tomando un psicofármaco estará haciendo un uso
indebido o abuso. Los psicofármacos existen para tratar determinados trastornos, pero en todos
los casos su prescripción debe estar a cargo de un médico. Lo perjudicial es tomarlos
sin prescripción médica o pensar que pueden servir para otras cosas más que para
un simple tratamiento. El abuso podría desencadenar, entre otros problemas, trastornos de
atención y en la comprensión intelectual.
"Desde hace unos años existe
una especie de reconceptualización de algunos trastornos afectivos y según esas nuevas
indicaciones, la timidez -por ejemplo- pasó a convertirse en una fobia. Algunas personas tienen
la idea equivocada de que con algún psicofármaco podrían vencer la timidez o
solucionar su disconfort o descontento", agregó Valsecia.
"El abuso de psicofrmacos es
un fenómeno mundial y está en aumento. Se relaciona con la incidencia de la
depresión y la ansiedad, que también crecen", reflexionó Facundo Manes, director
del Instituto de Neurociencia de la Fundación Favaloro y de INECO. Un colega suyo, Marcelo
Cetkovich-Bakmas, jefe de Psiquiatría de INECO, comulga con ese pensamiento: "Es cierto que
existe una tendencia al abuso de los psicofármacos, especialmente de los tranquilizantes o
benzodiazepinas. También es real que los ritmos de la sociedad moderna exigen respuestas
rápidas y eso puede generar un aumento en la prescripción", dijo.
Pero hay
más explicaciones. "El hombre, para soportar la tensión, necesita echar mano de recursos
de alivio que lo ayuden a dormir mejor, tolerar esfuerzos y frustraciones", sentenció Oscar
Carrión, presidente del Fobia Club. Parece que de la necesidad al abuso hay un paso. Uno muy
corto.
Investigación realizada en conjunto entre la Universidad de Palermo (Argentina), la
Universidad de Groningen (Holanda) y la Universidad de Valencia (España), fue liderada por el
Dr. Castro Solano (Coordinador de Investigación de la UP), cuyos resultados tuvieron gran
repercusión en los medios de comunicación masivos tanto en Argentina como en
Sudamérica.
Por el Dr. Alejandro Castro Solano
Principales
conceptos de la investigación
Clsicamente se consideró a los celos
como emociones negativas en respuesta a la infidelidad de la persona amada, tanto en situaciones
reales como imaginadas. Este tipo de celos son comúnmente llamados reactivos en los cuales una
persona da una respuesta negativa frente a la infidelidad de su pareja. También existen los
celos ansiosos en los cuales una persona imagina a su ser amado con un hombre u otra mujer y la mente
del celoso comienza a generar una y otra vez imágenes reiteradas e irrefrenables de cómo
su ser amado está con otra persona. En los dos casos comentados que son los que a diario vemos
tanto en novelas, en la televisión o en el cine, se trata de celos que se manifiestan como
emociones negativas cuando la infidelidad ya ocurrió. Este tipo de celos involucran el miedo,
la sospecha, la desconfianza, la ansiedad y la rabia. Sin embargo, existen otro tipo de celos que
podríamos llamar preventivos en los cuales una persona se pone celosa de forma anticipada
frente a la aparición de una tercera persona que muestra algún signo de interés
en su pareja. En este caso el mecanismo de los celos se activa frente a alguna característica
particular que tenga la tercera persona involucrada, a la que bien podríamos llamar rival. No
todas las personas se ponen celosas frente a los mismos rivales. En otras palabras, no cualquiera
constituye una amenaza para la estabilidad de nuestra pareja. Pensemos por un momento en como tiene
que ser el tercero/a que muestra interés en nuestra pareja para que nos pongamos celosos?
¿Tiene que ser atractivo/a, carismático/a, tener un buen auto, dinero, lindos hombros,
lindas piernas, saber hablar bien, ser amable? ¿Importa realmente el físico o las
características psicológicas? Cada uno sabrá que responder frente a estas
preguntas...Seguramente si Ud. Es mujer responderá en alguna medida que lo que siente como
más amenazante es una persona con atractivo físico y si es hombre seguramente responda
que aquello que lo pone más celoso en realidad tiene más que ver con un hombre que tenga
alto estatus social, poder, dinero o alguna característica similar...Los celos en estos casos
actúan como una estrategia preventiva que utiliza la pareja para mantener la cohesión
interna y evitar una posible infidelidad y en el peor de los casos el alejamiento de la persona amada.
En este caso los celos ya no son solo emociones básicas sino una cuestión mucho
más compleja. Se trata de un entramado de emociones, motivaciones y estrategias que utilizamos
para poder conservar la estabilidad de nuestras relaciones románticas.
En el marco de
este modelo teórico comentado que tiene sus raíces en la moderna Psicología
evolucionista realizamos investigaciones en conjunto con la Universidad de Groningen (Holanda), la
Universidad de Valencia (España) y la Universidad de Palermo (Argentina). La pregunta que
guiaba estas investigaciones era si las características del rival que provocan celos son las
mismas en los diferentes países. Contrariamente a la búsqueda de las diferencias en
función de la cultura nos centramos en la búsqueda de los componentes humanos
universales. Teníamos en mente que existen marcadas diferencias por género tanto para
varones como para las mujeres. Bram Buunk y sus colaboradores en Holanda pudieron identificar cinco
características básicas de los rivales que provocan celos: el atractivo físico,
la dominancia social, la dominancia física, el estatus social y las conductas seductoras. En
términos generales los varones holandeses se veían amenazados cuando el tercero en
cuestión tenía más estatus social y mayor dominancia social y/o física. En
cambio las mujeres holandesas experimentaron celos cuando fueron confrontadas con un rival que
tenía un mayor atractivo físico y en segundo lugar conductas más seductoras.
Nuestro equipo de investigación intentó confirmar estos mismos hallazgos en
población latina dada que las características de los holandeses son bastante diferentes
de los iberoamericanos. Tanto en Valencia como en Buenos Aires pudimos constatar que las
características de los rivales que provocaban celos estaban en relación con dos
características psicológicas (poder y dominancia social y características
comunales) y con dos físicas (dominancia física y atractivo físico). Los
hallazgos son relativamente similares a los holandeses pero con algunas diferencias. Encontramos que
los varones argentinos y españoles se sienten amenazados cuando un rival tiene mayor poder y
dominancia social y al mismo tiempo tiene características relacionadas con la afabilidad, el
buen trato y el carisma. Estas características no aparecieron como amenazantes para los varones
holandeses. Las mujeres argentinas y españolas en cambio se vieron amenazadas cuando fueron
confrontadas con rivales físicamente atractivas y que al igual que los varones eran más
afables, cariñosas y de mejor trato, características que no aparecieron en las
holandesas. En síntesis, existen características universales que provocan celos tanto
para varones como para las mujeres pero estas diferencias están filtradas por la cultura en la
que las personas están insertas. Podríamos aquí hablar de culturas afectivamente
más "frías" y otras más "calientes". Los latinos como representantes de estas
ultimas privilegian el sentido del humor, la sensibilidad interpersonal, el poder escuchar y el ser
más atento, características menos comunes en culturas de otras latitudes. ¿Porque
aparecen siempre las mismas características en culturas y escenarios tan diversos?
¿Porque contrariamente a lo que se piensa los celos no son adquiridos y no tienen que ver con
una adquisición cultural de forma estricta sino con mecanismos que fueron exitosos en las
relaciones interpersonales de nuestros antepasados en el desarrollo de la evolución humana. Si
hoy somos celosos, es porque en el pasado ancestral los celos ayudaron a mantener a las parejas unidas
y al mismo tiempo es porque las personas de un modo u otro siempre fueron infieles.
Liderada por el Dr. Gustavo Vzquez (Coordinador de Neurociencia de la UP) fue realizada en conjunto
por la Universidad de Palermo y otras universidades argentinas.
Por el Dr. Gustavo
Vázquez
Se realizó un estudio de temperamentos afectivos en
Argentina, cuyo resultado luego se comparó con los obtenidos en ciudades como Memfis, Pisa,
París y San Diego. En su versión autoaplicada (TEMPS-A), te aplicó un
cuestionario de 110 items que ha sido traducido en 20 versiones de distintos idiomas. Este
cuestionario ha sido diseñado para capturar no solo los ritmos emocionales, cognitivos, sino
también los ritmos psicomotores y circadianos que pueden predisponer a los tratornos del estado
de ánimo y pudieron representar el fenotipo más observable de la diátesis
genética para la bipolaridad, rasgos estables a lo largo del tiempo.
La versión
argentina, que fue publicada a fines del año 2005, fue aplicada a 1000 individuos sanos en tres
ciudades de nuestro país: Buenos Aires, San Luis y La Plata. Los temperamentos irritable,
depresivo y ansioso fueron, en ese orden, los más frecuentes en nuestra
población.
Contamos ahora en nuestro medio con una nueva herramienta para poder
detectar de manera temprana aquellos sujetos en riesgo de padecer enfermedades afectivas mayores.