Información Institucional
Un espacio para la formación, el debate y la investigación
El Centro que toma su nombre del latín, "los ciudadanos", promueve la
investigación y formación en cuestiones que hacen al desarrollo de una cultura
ciudadana basada en valores democráticos y republicanos. Asimismo, fomenta el diseño e
implementación de políticas públicas y proyectos destinados a conformar una
ciudadanía activa y responsable que colabore con el desarrollo de una
sociedad más justa, pacífica, inclusiva y respetuosa de la ley.
Fue creado por resolución CSU N°71/20 el 11 de junio de 2020.
Son objetivos del CIVES:
- Contribuir y promover el conocimiento de cuestiones que hacen a la construcción de una ciudadanía democrática activa y responsable sustentada en una ética cívica normativa y republicana, generando un espacio de formación y discusión académica especializada.
- Impulsar la generación de conciencia sobre la importancia de la educación en ciudadanía, fundamentalmente en las nuevas generaciones.
- Aportar e incentivar la elaboración de documentos, informes, propuestas normativas y reformas legislativas que faciliten el acceso a los derechos reconocidos por la normativa constitucional y el correspondiente cumplimiento de deberes que hacen a la función del ciudadano.
- Colaborar, en el ámbito nacional e internacional, en el diseño e implementación de políticas públicas y proyectos destinados a conformar una ciudadanía activa y responsable que colabore con el desarrollo de una sociedad más justa, pacífica e inclusiva, respetuosa de la ley.
- Posicionarse en el ámbito del debate de ideas y proyectos y vincularse con otros institutos, observatorios y/o centros de estudios de temática similar, así como también con actores y órganos de gobierno y de la sociedad civil, en el ámbito nacional e internacional.
- Organizar seminarios, talleres, cursos y conferencias sobre temáticas específicas relacionadas con el desarrollo de cultura ciudadana y la educación en ciudadanía.
- Asesorar y/o prestar servicios de consultoría a órganos de gobierno, organismos internacionales u otras organizaciones de la sociedad civil.
Por Mauricio Devoto, director del CIVES
Los términos ciudadano y ciudadanía han
sido utilizados en la historia del mundo occidental para identificar distintas cuestiones que hacen
a la relación de la persona -sujeto individual- con la comunidad, la ciudad, el Estado o la
región de la que forma parte.
Dentro de estas cuestiones se observa una amplia variedad de temas y debates, algunos de
carácter más general y teórico y otros que refieren a la implementación
de políticas públicas y al tipo de conducta cotidiana que se espera del individuo en
la condición de ciudadano.
Entre las primeras podemos nombrar la actualidad de las democracias complejas; la cultura ciudadana
y su desarrollo; las éticas cívicas de mínimos y éticas de
máximos como sustento de la cultura ciudadana; los valores ciudadanos y sus alcances; las
dimensiones de la justicia y la actuación ciudadana; la libertad y el impacto en la
promoción de una ciudadanía activa; el diálogo y el consenso o la
confrontación permanente como sustento de lo político y las relaciones sociales; el
cumplimiento de la ley como sustento de una cultura ciudadana.
Entre las segundas, cuestiones que hacen a la ciudadanía digital; el impacto en el medio
ambiente; la educación en ciudadanía y su implementación práctica; los
alcances y límites concretos del ejercicio de una ciudadanía activa; las
ciudadanías locales como parte de una ciudadanía nacional; entre otras.
Cualquiera que sean las cuestiones y la forma de aproximarse a ellas, la normatividad conferida por
los ordenamientos jurídicos a la ética ciudadana, y el mayor o menor el conocimiento
de sus implicancias y consecuencias por parte de las personas, todas ellas impactan inevitablemente
en el tipo sociedad que se construye.
Diferentes visiones de lo político y la economía hacen que, en un ámbito o
época determinada, ciertas cuestiones prevalezcan sobre otras o, lisa y llanamente, sean
ignoradas. La construcción de ciudadanía no logra desvincularse mínimamente de
las tendencias políticas tradicionales, que en la actualidad tienden a desplazarse hacia los
extremos. Así pueden advertirse, por un lado, países con ordenamientos
jurídicos, parlamentos, funcionariado público, academia y opinión
pública que utilizan estas categorías en su forma más simple: como
sinónimo de individuos o sumatoria de individuos abocados exclusivamente a sus intereses
particulares y que no participan de la conformación de espacio público común
alguno. En el lado opuesto, bajo el argumento de conformar un espacio público más
justo, igualitario e inclusivo, observamos la implementación práctica de
teorías que alientan una ciudadanía activista, educada para luchar y confrontar con el
otro -enemigo o adversario- con la función primaria de reclamar del Estado la
satisfacción y garantía de derechos.
Por un lado, ciudadanía apática, pasiva, sin atributos, desinteresada por lo
público y común. Por el otro, una ciudadanía ideológicamente politizada,
dispuesta a saltar sobre las leyes y la justicia a efectos de obtener la satisfacción de
derechos y nuevas necesidades. Por acción u omisión, estas variantes radicales dejan
de lado deberes, responsabilidades y funciones que normativamente pudieran corresponder al rol de
ciudadanos. Lisa y llanamente, pretenden imponer al otro sus éticas de máximo, sean
estas de carácter ideológico, político o económico.
La situación se ve agravada en países que han desarrollado cultura ciudadana con
características particulares como la desafección a la política, la anomia y el
incumplimiento de la ley. La Argentina y otros países de Latinoamérica, si bien con
matices, no escapan a esta descripción. De allí las distintas maneras de caracterizar
la ciudadanía según el ciclo político vigente: "ciudadanía sin
ciudadanos", "ciudadanos sin atributos" o "ciudadanos militantes". El
resultado, sin embargo, se asemeja cuando priman los extremismos: sociedades caracterizadas por la
exclusión, el debilitamiento de la justicia, la desigualdad, la inseguridad, la inhumanidad y
el egoísmo. Sociedades violentas.
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CIVES - Centro de Estudios en Ciudadanía
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